Mi padre es mi gran referente. Mi orgullo. Mi amigo. Mi confidente. Le debo tantas cosas… El amor al fútbol y a las letras, por ejemplo. Me agarro de ellos para contar lo que siento en este momento, aunque no me alcancen las palabras para ser tan preciso como quisiera. La emoción suele tender trampas infranqueables.
Sí le diré, estimado lector, que yo quise ser su heredero en la cancha, pero no me dio el pinet. Y que si bien él quiso ser escritor, triunfó en la figura de un delantero de los que hacen época y me transfirió su pasión por la escritura. Líder de vestuario en cada plantel que integró. Respetado por compañeros y rivales. Es muy difícil lograr lo que él consiguió. Llegar hasta allí. Comenzar de forma tan humilde y superar una multitud de pruebas, para acabar dejando una huella imborrable en España. Eterna, ahora en Catalunya.
Cuando supe que en Barcelona los socios e hinchas del Reial Club Deportiu Espanyol eligieron a mi viejo como uno de los 100 jugadores más importantes de la historia de la entidad para honrar su recuerdo poniéndole su nombre a una de las puertas del estadio de Cornellà-El Prat, me embargó una sensación indescriptible. Tenés que ser muy grande para que 40 años después perdure tu obra sin importar el tiempo transcurrido. Ahí convergen gloria, y gratitud.
Y la aventura nació acá. En nuestra querida Mendoza. Una historia de amor. Entrenamientos al estilo Rocky. Pretemporada con subidas en bicicleta hasta El Challao en invierno. Y Roberto Juan Martínez Martínez defendiendo luego con pasión y entusiasmo los colores de Huracán Las Heras. ‘El Globito’ finalizó, con sus goles, en la 4ta posición en 1967 detrás de Independiente Rivadavia, San Martín y Godoy Cruz. En la 8va en 1968. Y aunque el equipo no pudo sostener el buen rendimiento inicial, los hinchas de corazón y buena memoria guardan un cariñoso recuerdo de ‘Larguirucho’, el hombre que se hizo cargo de la pérdida de la categoría en 1969 con un inusitado nivel de autocrítica: “La verdad es que fui un verdadero desastre. Si hubiera hecho la mitad de los goles que erré, seguramente nos salvábamos”.
La senda del gol le llevó de Huracán Las Heras a Unión de Santa Fe. Del 'Tatengue' a Banfield. Del 'Taladro' al Espanyol. Dos etapas como jugador perico, con un fabuloso paso intermedio por la selección española y Real Madrid, donde ganó 7 títulos en 6 temporadas.
‘Pericosonline.com’, la web que reseña la historia del club blanquiazul le rinde culto con un artículo precioso bajo el título “Qué grande fuiste, Pibe”.
En enero de 2015 el RCD Espanyol decidió llevar adelante la iniciativa ‘Gloria a los Héroes’ de sus socios e hinchas para colocarle a las puertas principales del nuevo estadio el nombre de aquéllos. La puerta 77 de Cornellà-El Prat lleva el nombre de un 7 inmortal. Mi Viejo.
Un guerrero dentro de la cancha, ídolo y reconocido en el club 'perico' como una auténtica leyenda.
El autor de la nota, periodista del diario deportivo catalán Mundo Deportivo y columnista de ESPN.