El antiguo entrenador de una escuela de sumo reconoció haber maltratado a uno de sus asistentes golpeándole con una barra de hierro, introduciéndole una servilleta en la boca, y forzándole a tragar un envase del picante wasabi, informó la prensa japonesa.
Kayuki Yamamura, antiguo director de la escuela del campeón mongol Hakuho, declaró esta semana en un tribunal de Tokio que había golpeado repetidamente a su antiguo asistente con una barra metálica, informó el periódico Nikkan Sports así como otros medios.
Yamamura, según dichas informaciones de prensa, introdujo una servilleta en la boca de su ayudante y le golpeó los dedos, los codos, las rodillas y los tobillos con una barra o un martillo.
Esos abusos contra el hombre de 31 años, contratado como chófer y asistente personal, comenzaron a principios de año, y fueron agravándose hasta el punto de que su torturador le forzó a tragar un envase entero de wasabi, un ingrediente japonés muy picante, y le pinchó con unas agujas en las uñas, según los medios nipones.
Yamamura justificó su violencia aludiendo a que su empleado se equivocaba mientras realizaba las compras para él y no sabía hablar con claridad, informó el Nikkan Sports.
También le había amenazado con aplastarle los testículos, sacarle un ojo, y romperle los dientes, según la misma fuente.
El tribunal del distrito de Tokio rechazó realizar cualquier tipo de declaración.
El empleado afirmó a la cadena Nippon News Network TV que temía por su vida "en todo momento". Admitió igualmente que no denunció inmediatamente esos abusos por respeto a Hakuho, pero se decidió a hacerlo cuando la violencia se volvió insoportable.
Yamamura fue expulsado de este ancestral deporte japonés el mes pasado por la Asociación japonesa de sumo debido a las acusaciones de violencia.
Hakuho, de 30 años, gran campeón de sumo, conquistó su 35ª copa imperial este verano, superando el récord del legendario japonés Taiho.
Estas revelaciones son sólo las últimas de una serie de casos de casos de acoso en el sumo.
Este deporte, caracterizado por las dimensiones físicas de sus luchadores, que conlleva un ritual respetado y se asocia a un entrenamiento riguroso, es frecuentemente puesto bajo sospecha por combates amañados, apuestas ilegales, y abusos físicos extremos.
