Las dos caras de Paco Perez

El Gobernador expuso su pensamiento moderado y a la vez su temperamento extremista durante su último discurso. Un detalle minucioso de lo que hizo que no especificó resultados.

Las dos caras de Paco Perez
Las dos caras de Paco Perez

Por Carlos Salvador La Rosa - clarosa@losandes.com.ar

Desde estas columnas hemos seguido todos los discursos institucionales del gobernador Francisco Pérez. Cuando dio el primero, apenas asumió en diciembre de 2011, dijimos que su objetivo político expuesto era el de hacer un “kirchnerismo a la mendocina”, institucional, moderado, racional. Algo un tanto contradictorio en sus términos porque el kirchnerismo, y más aún en su versión cristinista, no es institucionalista ni moderado. Pero Paco se lo propuso y ahora ya estamos en condiciones de ver más o menos cómo le fue.

La última crónica se la hicimos a su alocución de hace exactamente un año en el mismo lugar que el de ayer y la terminamos con estas palabras: “En síntesis, el discurso de Pérez demuestra que la guerra peronista-radical en Mendoza será a todo o nada y Paco Pérez el 1 de mayo de 2014 bajó la bandera de largada”. Este aserto se verifica porque ayer el Gobernador dio su último discurso antes de la batalla electoral final.

Es imposible hablar tres horas seguidas, y leyendo, sin aburrir a medio mundo por más lindo que sea el contenido, pero -sea esto cierto o no- la verdad es que quien no se aburrió nada de nada fue el expositor Pérez quien, pese a su arritmia, expuso con vibrante emoción y con tono efusivo creciente lo que él considera un buen balance de gestión. Digamos que no daban ganas de aburrirse al ver tan divertido al Gobernador hablar y hablar.

Lo mismo que dijo en tres infinitas horas bien podría haberlo dicho en media hora si hubiera ponderado grandes objetivos en base a políticas formuladas y logros obtenidos. Habría sido incluso mucho más didáctico, pero no, Paco quería contar al pueblo hasta el último detalle de su gestión. Desde lo más insignificante a lo más grandioso. Desde una clínica veterinaria para agradecer algo a un diputado de la Presidenta con la cual se quiere amigar a ver si le ayuda a ganar las elecciones, hasta un paquete de ambiciosas leyes estructurales, 
Paco Pérez mezcló todo en un mismo combo. Debido a eso, habría que dividir el discurso en cuatro o cinco para jerarquizar separando cosas que no tienen nada que ver entre sí (por la desigualdad de proporciones), que son incomparables. Por lo tanto, intentemos alguna separación para descifrar el manuscrito entregado como herencia por Pérez.

De todos los discursos de 1 de Mayo éste fue el más personal, en el que más se vio el interior anímico del expositor. Un texto al que a los datos entregados por los ministros, más cosas de su propia cosecha, le agregó el Gobernador: una hora y media de balances ministeriales, otra hora y media de la interpretación que de ellas hizo el propio Paco. Quizá por eso fue maratónico.

Apenas iniciado el discurso aparecieron los dos Francisco Pérez que existen, dos hombres en uno según se lo analice desde la razón o desde el corazón: el Gobernador tiene una personalidad de temperamento extremista pero de pensamiento moderado, a diferencia de la Presidenta que es todo extremismo.

Comenzó diciendo que quiere “unir todos los cauces”, que para eso apela a la conciliación, al diálogo y a la institucionalidad plena.... Pero parece que allí nomás se acordó de una persona en particular, y el moderado pensador trastrocó de inmediato en furibundo detractor: “Hay que eliminar las hipocresías sociales”, continuó Pérez, muletilla con la que suele referirse a la parte conservadora de los mendocinos.

Pero esta vez no retó a los mendocinos en general, sino a uno solo en particular. A ése “que porque anhela un cargo pone piedras en el camino de los otros para llegar”. ¿Adivinaron a quién se refería? Acertaron: a Alfredo Cornejo, su mejor enemigo, otro político de temperamento extremo, que lo miraba tratando de contener sus furias (que son similares a las de Pérez), por recomendación de sus asesores de imagen.

Luego pidió disculpas porque hablaría un poco largo, pero sostuvo que hasta él mismo estaba sorprendido de todas las realizaciones de su gobierno. Algo que les pasa a todos los gobernadores al final de su gestión cuando se encuentran con todo lo que hicieron en el cargo más importante que tuvieron en su vida y todavía no pueden contrapesarlo con los equilibrios de la historia. Entonces, inevitablemente, se miran a su propio ombligo y se creen excepcionales, cuando si se compararan unos a otros descubrirían que ninguno fue tan bueno como cree haber sido ni tan malo como creen los anteriores, quienes, por su lado, fueron más o menos iguales al que ahora se va.

Hechos pero no resultados

Como de costumbre, Pérez cayó en la muletilla tan reiterativa en sus discursos de explicitar todas las cosas que hizo en cada una de las áreas, pero no lo que se logró con todos esos aportes. Así, prefirió hablar de lo mucho que se invirtió en seguridad o salud pero no de los resultados que se obtuvieron, que es eso lo único que le importa a la sociedad.

Una excepción fue el tema educativo, en el que la ministra Abrile de Vollmer aportó unos datos sobre algún mejoramiento relativo en la calidad educativa, que Pérez, a fin de reamigarse con Cristina, los usó para defender las mediciones de las autoridades nacionales de educación y para ponerse en contra del índice internacional PISA.

Los resultados que podrán ser más o menos ciertos, pero lo que sí resulta equivocado es la concepción de Pérez, que dice que hoy existe en el país una política educativa popular e inclusiva mientras que antes había una elitista, cuando si por algo se caracterizó este país, con liberales sarmientinos y primeros radicales y peronistas, fue por tener la educación más inclusiva, universal y popular del continente durante un siglo. En tanto, hoy los chicos se van a la escuela privada porque la educación estatal contiene pero no educa, como sabe medio mundo, mejor dicho el mundo entero.

El Gobernador está enamorado de un número que le vendieron, el de 26.000 viviendas logradas en su gestión donde suma las entregadas, las en ejecución, las que se van a iniciar y los créditos nacionales. Pero en realidad, si se suman las casas que se iniciaron en la gestión anterior y se entregaron ahora, con las que se iniciaron ahora y se entregarán en la próxima gestión, lo que habría que hacer es dividir las 26.000 viviendas en tres gestiones, vale decir en 12 años y no 4, con lo cual su balance coincidiría más con la realidad. Y aún así sigue siendo un buen número, sin necesidad de inflaciones semánticas.

Nobleza obliga, luego del discurso todos hablaron de las veces que Pérez fue durísimo con el único mendocino con el que quiso ser durísimo en esta ocasión, pero también es cierto que reconoció, sin nombrarlo, a Alfredo Cornejo, su aporte en la remediación del basural de El Pozo en Godoy Cruz. Y algo siempre es algo.

Finalizó como insinuando que a su gobierno le sobraron logros y realizaciones pero le faltó el armado estratégico porque no se pudieron implementar las grandes leyes del agua o del suelo o de educación, entre varias otras. En eso le echó la culpa a la oposición legislativa, cuando en realidad lo más probable es que la culpa sea compartida.

Pero ya que Paco no podrá dar más que la patada inicial de esas reformas estructurales, bueno sería que el próximo gobernador tome su herencia legislativa y en lo personal recupere al mejor Pérez, al del pensamiento moderado más que al del temperamento extremo.

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