El rendimiento del seleccionado argentino en el Mundial Brasil 2014, al margen de la clasificación anticipada a octavos de final, generó discrepancias en el plantel y un duro cruce entre el presidente de AFA, Julio Grondona, y Diego Maradona, enemistado con el dirigente por su salida como DT tras Sudáfrica 2010 (ver aparte).
Superado el debate en torno al esquema táctico conveniente para el equipo, la falta de respuestas futbolísticas dio paso a opiniones diversas sobre la proyección en la Copa del Mundo y también a un tiroteo de poco contenido entre el vice de la FIFA y el ex capitán campeón en México 1986.
El mediocampista Angel Di María sorprendió en una conferencia de prensa que brindó hoy cuando aseguró que Argentina no jugó “mal” en el partido que le ganó a Irán 1-0, con un golazo de Lionel Messi a los 45 minutos del segundo tiempo.
El futbolista de Real Madrid atribuyó el funcionamiento deslucido a la imposibilidad de jugar contra rivales que “se menten con sus once jugadores atrás” como ocurrió con el conjunto asiático.
No quiso polemizar con Maradona, que en su programa “De Zurda”, consideró que el equipo de Alejandro Sabella “no encuentra el rumbo” desde su debut en la competencia, el pasado domingo frente a Bosnia (2-1) en Río de Janeiro.
“Dejamos muchas incógnitas, se puede salir jugar jugando ágilmente por abajo pero preferimos el pase atrás. No tenemos movimientos arriba y eso cansa a (Lionel) Messi. Si no era por Lío y (el arquero Sergio) Romero, no ganábamos”, consideró Diego.
Grondona, por su parte, interpretó que la victoria en el Mineirao de Belo Horizonte fue posible porque “se fue el mufa (persona que atrae la mala suerte)”, en alusión al ex jugador y técnico del seleccionado.
El presidente de AFA vociferó esa acusación frente a un grupo de periodistas argentinos en el anillo interno del estadio, antes de ingresar en el vestuario “albiceleste” para felicitar al plantel por la victoria frente a Irán y el pase a octavos de final.
Ajeno a esa polémica, Messi admitió que los futbolistas argentinos no demostraron en los dos partidos jugados por el Grupo F “todo lo que se puede dar”.
“Es difícil jugar contra rivales que se encierran atrás (como Irán), tenemos que corregir errores, somos los primeros en saber que no estamos consiguiendo lo que buscamos en cuanto al juego”, admitió.
Sin embargo, su amigo Di María discrepó con esa idea, al asegurar que el equipo transita “por el buen camino” en el Mundial, y rechazó las críticas por el rendimiento de Argentina.
“Todo el mundo piensa que Argentina no juega bien, pero nosotros no pensamos en el afuera. Lo más importante es que el grupo está únido”, defendió Fideo.
En el medio de los extremos, postura de la que hace un culto, el DT Alejandro Sabella aceptó que "las preocupaciones" del entorno argentino frente al juego del seleccionados "son las mismas" que anidan en el seno del plantel.
“Estamos en la búsqueda del equilibrio pero no es fácil. Nos tocaron dos rivales que esperaron muy bien. Trataremos de ir mejorando”, se comprometió tras el partido.
Finalmente, acaso con la mayor autocrítica de todos, el subcapitán Javier Mascherano enfrentó los micrófonos y dijo: “Con esto no alcanza. Messi te hace ganar el partido con una jugada pero en una competencia como el Mundial no te podés quedar con eso sino que estás obligado a crecer”.
Entre opiniones cruzadas, defensas, acusaciones y contraataques discursivos, el fútbol de Argentina, como el de otros aspirantes a la corona, todavía brilla por su ausencia en Brasil. El partido con Nigeria, el miércoles próximo, será la última oportunidad antes que sea tarde para cualquier cualquier contemplación.
