Es grave la falta de adecuada atención médica en el corredor internacional (ruta nacional 7) y el lamentable estado de los servicios disponibles para viajeros en Las Cuevas.
Todo esto ocurre, en parte, porque la infraestructura de servicios de la villa fronteriza es casi inexistente y el enclave, en el límite con Chile, es una postal de decadencia, cuando debería ser un punto en el camino que enorgullece al que sale al exterior y causa admiración al que ingresa.
El señor Alfredo Del Giusti, periodista y lector de este diario, ha descripto cómo era cuando se inauguró la pequeña ciudad al estilo suizo, hace 64 años (20 febrero de 1953). Incluía hostería, migraciones, Gendarmería, policía, estación de servicio para vehículos, proveeduría, banco, una delegación del Correo Argentino y hasta una sede del Automóvil Club Argentino (ACA). Se construyó asimismo un reducido policlínico dotado con el más moderno equipamiento para la época.
Es lamentable que en el curso del tiempo, con responsabilidades de distintos gobiernos, la hermosa villa se transformó en un sitio prácticamente abandonado, donde un puñado de habitantes tratan de subsistir ofreciendo servicios básicos como comerciantes y prestadores turísticos.
La zona está a cargo por jurisdicción de la Municipalidad de Las Heras, repartición que aún no ha desarrollado un plan para recuperar la zona y ponerla a tono de los tiempos que corren. Sí el municipio cedió en comodato una casa de la década del '50 a la Universidad Nacional de Cuyo para llevar a cabo investigaciones y extensión en la villa, que ya han dado sus frutos con importantes descubrimientos arqueológicos, catalogados como el
"Niño de las Cuevas". Esto es muy bueno para la villa, pero hay tantas cosas por resolver que los actuales moradores se sienten impotentes porque las mejoras siguen ausentes.
Ese hábitat fronterizo exhibe una situación de abandono muy marcado. No hay baños suficientes (sólo lo de los restaurantes que no alcanzan o están cerrados la mayor parte del día), por lo que los lugares al aire libre se convierten en sanitarios con lo que ello implica. Y no hay presencia de agentes del municipio o de la provincia que reciban e informen. Proliferan la basura y los escombros, y los espacios públicos están deteriorados y sucios.
La ruta es una ruleta rusa, camiones y autos pasan a más de 80 km por hora por el área donde transitan turistas o residentes, no hay cartelería que regule o informe o proliferan letreros inadecuados que generan un impacto visual negativo. El estado de decadencia es el denominador común de ese bastión fronterizo, no obstante ser una de las puertas de entrada más importantes del país.
Mientras se aguarda que tanto la provincia como la Municipalidad de Las Heras comiencen a desarrollar aunque sea por etapas la reconstrucción del pueblo, hay que agradecer a los sufridos habitantes del sector que se mantengan en el sitio, donde es complicado vivir en verano e infinitamente mucho más en invierno.
Para dar un poco de impulso a la zona el actual delegado en Mendoza de la Dirección Nacional de Arquitectura (DNA), arquitecto Juan Carlos Marinsalda, está gestionando que se declare a la villa de las Cuevas como patrimonio de la Nación. El trámite tiene sus antecedentes en una presentación que se hizo al área de Patrimonio de la Provincia, juntamente con el salesiano Agustín Borzi en 2003.
Sería interesante que esto se materialice para dar un impulso de cambio y porque precisamente la DNA, pero de los años '50, fue el organismo que terminó la construcción del enclave, lo inauguró y se encargó del mantenimiento en años posteriores.
