La ECV es un relevamiento anual, que tiene por finalidad caracterizar las condiciones de vida objetivas de los hogares mendocinos y de sus integrantes. Esta Encuesta y su metodología se elaboraron íntegramente en la DEIE. Inicialmente surge como un relevamiento rural, dado que no había información disponible sobre estas zonas, excepto la censal.
Para dar cuenta de estas dimensiones, la ECV abarca aspectos tales como: características de la vivienda y de su entorno, características sociodemográficas de los miembros del hogar, salud, educación formal y capacitación no formal, actividad laboral, uso del tiempo, estrategias de los hogares para hacer frente a sus necesidades y seguridad ciudadana entre otras. Esta encuesta abarca los 18 departamentos de la provincia de Mendoza.
Es imposible en el espacio de esta columna tratar los múltiples aspectos que abarca un informe de algo más de 70 páginas. Pero veamos algunos datos y reflexiones sobre ellos, incitando a los interesados a analizarlos en profundidad. Tratando de no abrumar con los números, pero sin poder prescindir de ellos, cabe consignar aspectos que trazan una radiografía de la condiciones de vida en nuestra provincia.
En materia de viviendas la mayoría de la población vive en casas (minoría en departamentos). Según la calidad de las viviendas, medidas por los materiales y la conexión a la red de agua potable y cloacas, el 70% tiene una calidad satisfactoria. Se advierte, sí, un problema de importancia en serias deficiencias de la vivienda rural, uno de los motivos de emigración a los centros urbanos.
Por el contrario, por las características de las zonas rurales (en realidad rururbanas) las distancias a las escuelas primarias y centros de salud es muy corta. Otro aspecto positivo en materia de viviendas es el que el 90% tiene tenencia regular, sean propietarios, inquilinos u otras formas legales de ocupación. El tamaño medio de los hogares es similar al promedio nacional: 3,5 habitantes, algo más en los rurales y menos en los urbanos. Un dato llamativo, por los grandes cambios ocurridos en la composición familiar, en más del 80% de los denominados monoparentales (un solo cónyuge con hijos) el jefe del hogar es mujer. Igualmente llamativo es la cantidad de hogares uniparentales (personas que viven solas): más de 12%. Otra característica importante es que cerca de la mitad de hogares tiene niños. Una particularidad muy interesante de nuestro "mendocinismo": el 90% de los habitantes son nacidos en Mendoza; el resto, migrantes de otras provincias y países limítrofes.
En materia de educación, la encuesta define como población alfabetizada a quienes saben leer y escribir, que alcanza el 98% de la población. Pero son muy altos los porcentajes de personas con primaria completa pero secundaria incompleta, cerca del 40% de la población mayor de 15 años. Esta situación es una señal de alerta sobre la debilidad en materia de capital humano en una parte importante de la población.
En materia de salud los datos deben ser mirados con cuidado, si bien muestran que en números redondos el 60% de la población tiene cobertura de obra social y el resto no la tiene. Ocurre que para la población de 65 años y más, el 98% tiene cobertura, esto es la parte positiva de la acción del PAMI.
Quizás los datos más sugerentes acerca de nuestras condiciones de vida, están en las últimas páginas del informe, denominados, "actividades domésticas y de cuidados". Se trata de hogares en los que el principal responsable de las tareas domésticas y de cuidados es un componente del hogar. Son las tareas de preparar y cocinar alimentos; limpiar y ordenar la casa; lavar y planchar la ropa; y, sobretodo, cuidado de niños, enfermos, discapacitados y adultos dependientes. En todos los casos muestra que el más del 98% los hacen los familiares. En esta provincia, afortunadamente, parece que la familia y la solidaridad son, todavía, valores fundamentales.
