El sofá es el elemento decorativo que más uso se le da, en toda la casa. Para la siesta, o para ver una peli… En él también se ríe, se hacen reuniones de amigos, se hacen peleas con almohadones o lo que haga falta. Por eso es tan importante elegirlo adecuadamente.
¿Tengo suficiente espacio para ese sofá?
Esta es la pregunta básica con la que tenemos que empezar. Ya habrá tiempo para pensar en el color, el estilo y la forma, pero no tiene mucho sentido comenzar por eso, si luego no nos va a caber el sofá. El tamaño es el pilar base, así que tomá el metro y anotá las medidas del lugar en el que lo querés ubicar. Tené en cuenta que deberás dejar espacio a los lados, y así será mucho más cómodo para pasar alrededor y no resultará tan agobiante.
Además del espacio, hay que considerar el volumen del mueble. La percepción puede jugarnos malas pasadas. Algunos sofás parecen pequeños, pero cuando los vemos en la sala de estar se ven mucho más grandes. Por ello, tené en cuenta las medidas de la pieza pero también su volumen visual
¿Cuántos somos en casa?
Si sos muchos en casa, es probable que necesités acompañar el sofá con alguna butaca, puf o sillón. Hay que pensar en la función estética del sofá, pero no hay que olvidarse que su cometido primero es la comodidad de los habitantes del hogar. Todos tenemos derecho a nuestro rincón en el living. Si incluir más muebles resulta complicado, una buena opción es planificar una nueva distribución de la habitación. En este caso, es bueno pensar en el uso que le damos. Si lo utilizamos con frecuencia, la resistencia y la comodidad han de primar.
Sofá acorde al entorno
Tras abordar los aspectos funcionales, llega el turno de la estética del sofá. Es importante tener clara la línea que sigue nuestra sala de estar.
- Si en su momento optamos por una
- Por el contrario, si nuestro espacio sigue
Todo dependerá del efecto que queramos conseguir con nuestra pieza: ¿destacarlo o no? Esa es la cuestión. Si queremos integrarlo en la decoración, la armonía con el resto de los muebles es esencial, pero si queremos que sea el centro de todas las miradas, podemos arriesgar mucho más y optar por un diseño con personalidad.
¿Diseño liso o estampado?
Cuando ya hemos resuelto todas las cuestiones anteriores, llega la decisión final: el color del sofá. ¿Lo queremos liso o estampado? ¿Con dibujos o con líneas? ¿Cuadros o círculos? En el mundo de la decoración hay una norma que dice que cuanto más neutro sea el sofá, más fácil será de encajar con la decoración.
No es necesario que el sofá sea lo más original que has visto jamás, podés aportar detalles como almohadones, fundas o mantitas que te harán marcar la diferencia y darle un toque más personal.
Dentro del color, hay que tener especial cuidado con la tonalidad. Los tonos claros aportan luz y amplitud, mientras que los colores oscuros la absorben y provocan que el espacio se vea más pequeño de lo que es. Si preferís optar por los motivos estampados, el resto de la decoración deberá ser poco recargada y tratarse de una habitación espaciosa. De lo contrario, el ambiente quedará muy sobrecargado.
Fuente: vivarea.es