Practicar hockey sobre patines fue para mí mucho más que un deporte. El hockey significó gran parte de mi vida, de mi familia, de mis amigos, de mi enseñanza, de un aprendizaje enorme que hoy aún conservo, recuerdo con añoranza y forma parte de mis mayores anécdotas.
Empecé jugando a los 7 años en Godoy Cruz, en el “Tomba”, y desde que me subí a los patines nunca más me bajé. En ese entonces, en los 90, el hockey estaba comenzando para las mujeres, ya que era un deporte “masculino”, sobre todo en Mendoza. Pero había entrenadores que en ese momento apostaban a las chicas. Algunos de los que tuve el honor de tener fueron Carlos Moreta y Marcelo Moreno, dos grandes que nos enseñaron no solo a jugar y competir dentro de la cancha, sino también fuera.
Ellos nos entrenaban siempre con un profesionalismo enorme a todo un equipo de mujeres. Carlos -sanjuanino-, los que lo conocen saben que fue un gran jugador de la Selección argentina que no pasó desapercibido, como otros tantos de esa época, al igual que Panchito Velázquez. Formaron parte de un gran momento, y fueron nuestros referentes.
En ese tiempo mi equipo, así como muchos otros de ese tiempo, soñaba con jugar en las grandes ligas. Así fue que jugamos muchos Argentinos y viajamos a diferentes partes del país con el objetivo no solo de competir, sino también por la unión y la amistad que este deporte brindó a más de una jugadora que lo practicó. Parte de ese equipo del Tomba fueron Sofía, Agostina, Ludmila, Johana, Ceci, Flor, Debo, Claudia, Mari, Pauli, Sabrina y muchas otras que formaron parte de una época que al hockey se lo acompañaba y ayudaba, pero siempre con mucho esfuerzo de la federación o de las dirigencias, ya que como sucede hoy más que antes, los deportes amateur en un club de fútbol pasan a ser parte del patio o sótano de la casa.
A pesar de ello, el esfuerzo siempre trae recompensas y cuando hay más esfuerzo más se valora. El Tomba, al igual que otros clubes como Impsa, Banco Mendoza, Casa de Italia, Guaymallén, YPF, Talleres y más, tuvo que viajar cada sábado o domingo a competir a San Juan, “Meca del hockey”, para poder formar parte de la élite y crecer en este deporte. Cada domingo viajábamos en caravana 6 o más autos a la vecina provincia a jugar partidos. Pasábamos el día entero compartiendo en familia un asado, el partido, juegos y el luego el cansancio de volver un domingo tarde para al otro día ir al colegio.
Fue así como algunas pudimos vivir la experiencia de estar en una pre selección y otras quedar en la Selección de argentina, en donde siempre dominaba San Juan y el interior quedaba muy relegado. Sin embargo, en mi caso el apoyo incondicional de entrenadores como Carlos, Marcelo y Martín Romeo, y por supuesto de mi familia que cada fin de semana y cada día me llevaba a entrenarme al club, me llevó a San Juan, me ayudó a seguir creciendo y jugar en otro país, donde pude conocer y compartir que el hockey, donde sea, en cualquier lugar, es más que un deporte; el hockey es una familia en la que todos apoyan y empujan a un equipo y a un deporte amateur muy vapuleado y poco apoyado a veces, sobre todo en una provincia tan ligada al fútbol.
Curiosidades sobre ruedas
El primer encientro nacional
En la pista del club Godoy Cruz, en el mes de noviembre de 1996, se celebró el Primer Encuentro Nacional de hockey sobre
patines femenino para la categoría infantiles, torneo en el que participaron los elencos de Talleres de Paraná, Hidronor de Río Negro, Concepción Patín Club, Unión de Villa Krause y Centro Valenciano (San Juan). Mientras que nuestra provincia fue representada por Independiente Rivadavia, Impsa y el anfitrión Godoy Cruz.
Publicidad de siglo
En 1910, la firma Ridgley patrocinaba sus productos en Los Andes. Los patines eran muy populares entre los jóvenes; las mujeres contaban con un espacio donde podían aprender a desplazarse. La Confitería Sportman fue su primer punto de reunión.
Con el corazón azuloro
Dirigidas por Cristian Encina, las chicas de Bernardino Rivadavia debutaron en la categoría senior. Natalia Vecchi, Lorena Nardi, Cristina Nardi, María Carbonero, Natalia Ceferino y Julieta formaban parte de aquel plantel en la temporada de 1996. El plantel del Este, que defendía los colores Azul y Oro, en 2001 compartiría el Clausura con Impsa, Godoy Cruz, Banco Mendoza, Giol, Casa de Italia, Independiente y Leonardo Murialdo.
Con aires de cacique
En 2010, Deportivo Guaymallén tenía la formación más competitiva de Mendoza. Cintia Escalante, Valeria Fragapane (la capitana), Daniela Alaniz, Nazarena Reinoso, Patricia Domínguez, Yanina Defeliche, Araceli Righi y Florencia Calí eran parte del elenco “Tricolor” que dirigía Gustavo Giunta, equipo que se clasificó a la segunda rueda en la primera edición de la Liga Nacional Femenina. Parte de este plantel emigró a Maipú/Giol.