Después del 27 de noviembre de 2014, cuando River Plate eliminó a Boca Juniors en la semifinales de la Copa Sudamericana, se comenzó a hablar de una hipotética revancha en la Libertadores 2015. Hoy, con los millonarios al borde de la eliminación en la zona de grupos, referirse a un superclásico copero parece fuera de contexto.
Sin embargo, lo cierto es que si el equipo de Gallardo finalmente accede a los octavos de final, las chances de enfrentarse con su clásico rival son muy altas. Para entender esta afirmación hay que repasar el modo en que se definen los partidos de la siguiente instancia. Cuando se conozcan los 16 clasificados, se harán dos tablas, una con los punteros y otra con los segundos.
Luego, se cruzaran los mejores contra los peores de cada escalafón: por ejemplo, el puntero con más puntos ante el segundo con menor cantidad de unidades.
La milagrosa remontada de River ante Tigres es la prueba cabal de que la clasificación a octavos no es una quimera. La chances, en caso de una caída, hubiesen sido ínfimas: una sola combinación de resultados lo habría salvado.
A sacar la calculadora
Aún ganando en la última fecha, el equipo de Gallardo depende de otros resultados: Siempre teniendo en cuenta que River logre una victoria en el Monumental. Juan Aurich debería empatar o perder ante Tigres en Chiclayo. La virtual igualdad habilitaría a que la calculadora sacase cuentas sobre la diferencia de gol de ambos equipos (-2 River; -1 Aurich).
De ganar los peruanos avanzarán. En caso de que River y Aurich igualen en diferencia de gol y en goles a favor, el reglamento establece que el desempate se circunscribe a los goles de visitante marcados por cada equipo: River 3 y Aurich 2 y en caso de continuar la paridad, un sorteo.