El sector vitivinícola tuvo sus años de gloria. El vino argentino era la estrella en los mercados internacionales, en donde la promoción del malbec con el tango eran la dupla perfecta de un sector en plena evolución.
Bodegas con diversidad de tamaños y distintos productos comenzaron a aparecer.
Así las cosas, es que por algunos años las bodegas eran las empresas elegidas por muchos profesionales. Iban detrás de la industria, el marketing, buenos sueldos y se dejaban seducir por un mundo con mucho glamour. Sin embargo, la magia se esfumó.
El deterioro de ventas de los últimos años impactó seriamente en el precio de las materias primas, el empleo y la inversión, y con ello el cierre de muchas empresas.
Todo esto implicó que en los últimos tres años la facturación de la industria cayera 4,7 mil millones de pesos. Para esto, se tomó una muestra de 80 empresas, que representa el 75% de la facturación total.
Esta caída del 16,7%, responde inmediatamente a la baja del 18% en los precios promedios de venta de vinos.
Es así que una de las principales variables de ajuste de esta crisis, y del proceso recesivo que vive esta industria, como las demás, es el empleo. De este modo, según expresó Javier Merino, director de Área del Vino, es que en base a datos del Ministerio de Trabajo de la Nación, en los últimos tres años se perdieron 763 puestos de trabajo directo en bodegas.
Lo preocupante aquí, según determinó, es que los puestos que se han perdido tienen que ver con el sector industrial y sobre todo la pérdida se ha dado en puestos gerenciales de mandos medios. Si bien los datos son nacionales, más del 80% de la industria vitivinícola se desarrolla en nuestra provincia.
En base a datos del Ministerio de Trabajo de la Nación, presentados, en 2013 habían 23.187 puestos de trabajo en la elaboración de vino, mientras que hasta el segundo trimestre de 2015, se registraron 22.424 puestos, lo que deja una caída del 3,3 por ciento en dicho período.
Según explicó Merino, ante la pérdida de rentabilidad, las bodegas han tenido que achicar costos de todo tipo, y una de las variables indefectiblemente ha sido el empleo.
Las empresas dejaron de contratar puestos medios, debido a que sus sueldos eran importantes. En este proceso de achicamiento, las compañías del vino lograron reducir 9% sus costos laborales.
Cabe destacar que este ítem representa el 35% del precio final de un vino. “Un porcentaje alto en un contexto inflacionario alto y con márgenes chicos de rentabilidad”, aclaró Merino.
Sergio Villanueva, gerente de la UVA, coincidió en que la mano de obra -tanto en bodega como en viña- es un costo alto que las empresas intentan reducir cambiando sus estructuras, antes de cerrar o estar en venta.
Luis Pedernera, del Sindicato de Obreros y Empleados Vitivinícolas y Afines (Soeva), en los últimos tres años desde el sindicato calculan que se han perdido en el país unos 1.500 puestos de trabajo sólo en bodega.
¿Qué dicen los actores?
Por su parte, Susana Balbo, propietaria de Dominio del Plata, dijo que durante los años en que las bodegas exportaban grandes cantidades, y cuando los márgenes de rentabilidad eran importantes, con costos menores e inflación baja, muchas empresas se re dimensionaron en mano de obra y crearon equipos de trabajo acordes a esa realidad y preparados a seguir creciendo.
Sin embargo, en un contexto económico complicado, muchas de esas estructuras quedaron grandes y con costos excesivos para las empresas que luego no podían solventar con las bajas ventas. Para mejorar la productividad se vieron obligadas muchas a reducir sus estructuras.
Aseveró que “la dificultad ha llevado a las empresas a tener un esquema de empresas más chicas, con menos gente y con multitareas”.
Para el representante gremial de Soeva, la explicación de esta depuración en bodegas, está dada por la baja actividad pero también por la concentración y cierre de bodegas. “Las empresas más chicas están desapareciendo, junto con su mano laboral, y las más grandes absorben el trabajo”.
Escenario complicado
Para Villanueva, la problemática que viene es aún más fuerte y el ajuste hasta fin de año seguramente será mayor, “teniendo en cuenta que las producciones, éste y el próximo año, son menores, y los mercados y las ventas se han achicado”.
Coincidió con esto Merino, quien además explicó que ante las bajas ventas y caída de los márgenes de rentabilidad muchas empresas se retiraron del mercado o se fusionaron pequeñas con más grandes, lo que llevó a una concentración del sector.
Además, “la industria está detrás de una batalla en las góndolas y sólo las más grandes pueden jugar ese partido”.
De hecho, según datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura, en 6 años 83 bodegas dejaron de elaborar vino, lo cual indica que en 2010 habían 703 establecimientos que elaboraban vinos en Mendoza, en la última cosecha fueron 620 bodegas, lo que supone pérdidas de puestos de trabajo y concentración de la industria.
Además, y según un informe de la Coviar, 70% de las ventas en el mercado interno de vino está concentrado en 10 empresas. Mientras, en exportaciones, esto mismo también sucede, y el 43% de los envíos está concentrado en cinco empresas.
Este juego también se refleja en la caída de superficie cultivada. Según Merino, en los últimos tres años hubo 2.700 hectáreas menos plantadas y 900 viñedos menos.
De hecho, concentración y menos viñedo, también fue el reflejo que brindó Gabriela Lizana, titular de la Asociación de Productores del Oasis Este de Mendoza.
"Por ejemplo: la superficie implantada de vid en Mendoza, en 1990 era de 210.371 has, la que más o menos se mantiene similar en la actualidad, ya que según los registros de 2015 existen 224.707. Pero de 36.402 viñedos existentes, pasamos en 2015 a tener 25.049. Es decir: la misma cantidad de hectáreas en manos de menos personas", remarcó la dirigente en una nota de opinión brindada a este medio.
Los puestos vacantes no son remplazados
Frente al actual contexto inflacionario y los aumentos de costos, las empresas tienen que ir tras la búsqueda de eficiencia en todos los ámbitos de la bodega. Uno de ellos, indudablemente, es el laboral. Pero además de achicar estructuras, buscan otras herramientas.
Sobre ello, Juan Carlos Pina, gerente de Bodegas de Argentina, dijo que en su caso, en la entidad no tienen datos o conocimiento sobre la depuración de puestos laborales.
Sin embargo, sí remarcó que en el último tiempo se han producido algunos fenómenos para acotar costos laborales, como reducción de horas extra; se toma menos personal temporario, entre otras características.
Susana Balbo contó que empresas medianas y grandes fueron haciendo más eficientes cada una de las áreas. Ejemplificó que en el caso de aquellas que tenían departamento de marketing lo sacó de adentro y pasó a tercerizar el servicio.
Pero además, según explicó Balbo, para retener talentos y poder aumentarles el salario que cubra la inflación, las bodegas tienen que relegar algunos puestos para mantener otros.
En cuanto a la pérdida de mandos medios, la propietaria de Dominio del Plata contó que lo que se busca es que, una persona de gerencia alta cubra diversas tareas que antes por ejemplo hacían dos gerentes. Por ejemplo, uno de finanzas y administrativo, ahora ambas labores las hace uno solo.
Paula Pía Ariet, titular de Gestión Consultores de Recursos Humanos, dijo que más allá de que haya empresas que han achicado estructuras, lo que sí observan es que aquellos puestos que quedan vacantes luego no son cubiertos. Acá es donde se refleja la pérdida de empleo en gerencias medias.
“Las tareas que esa persona hacía son enviadas a otra que estaba en un lugar similar”, detalló. Uno de los puestos nuevos que han sumado en la industria es el de analista de presupuesto y costo, con el foco en empezar a ahorrar en cada uno de los procesos.
Además, coincidió con los empresarios en que en estos últimos años “hoy las bodegas achican costos disminuyendo horas extra, reformulando los puestos de trabajo y tercerizando servicios, una tendencia muy fuerte desde hace algún tiempo”.
Finalmente, sentenció Ariet que “el mercado laboral vitvinícola está quieto y hoy prácticamente no hay movimientos. A diferencia de otras crisis, las empresas fueron dejando vacantes todos los puestos que quedaron libres”.