Por Jorge Sosa - Especial para Los Andes
Ya hemos hablado en este espacio de la tremenda importancia que tiene, en historia, en paisajes, en cultura, el municipio de Las Heras. Hemos hablado del Camino de los Caracoles que trepa desde Villavicencio, de los Campos de Darwin, de las Minas de Paramillo, del Tunduqueral, del Camino del Inca, del Aconcagua, las Casuchas del Rey y tantas maravillas más.
Todo lo dicho sin detenernos en la epopeya libertadora de Pepe Pancho que tuvo a Las Heras como centro de organización y ruta de cruce hacia la libertad.
Es tanto lo que posee, lo que fue acumulando con tanta historia, que siempre se puede agregar algo al territorio del conocimiento y del asombro. Por ejemplo: Las Heras debería ser considerado lugar venerado de la aviación nacional, porque, más allá de la participación, efectiva y heroica de los pilotos de la IV Brigada en la lucha de Las Malvinas, guarda recuerdos muy significativos para la eterna aventura de las dos alas.
Recordemos: fue en Las Heras donde ocurrió el accidente de Jorge Newbery, ídolo máximo de la aviación argentina, que le costó la vida, allá, el 1 de marzo de 1914, en lo que entonces era el aeropuerto Los Tamarindos, boceto anterior a lo que hoy es El Plumerillo. Él pretendía cruzar Los Andes en su Morane – Saulnier, pero la suerte le jugó en contra en una innecesaria exhibición.
Sigamos: dos años después, en junio de 1916, el mendocino Ángel María Zuloaga, junto a su compañero Eduardo Bradley, realizó el cruce en globo de la Cordillera de Los Andes, partiendo de Santiago de Chile y llegando hasta Uspallata. Otra vez Las Heras ligada a la historia de la aviación de estas latitudes.
Sigamos: tres años después, el 20 de junio de 1919, el tucumano teniente Benjamín Matienzo, Pedro Zanni y Antonio Parodi, partieron de Los Tamarindos para cruzar la Cordillera en sus precarios aparatos. Por las adversas condiciones del clima Zanni y Parodi volvieron a la base de partida, Benjamín siguió, pero no pudo lograr la hazaña. Su máquina cayó en territorio de Las Heras, cerca del límite con Chile, encontraron su cuerpo a pocos kilómetros de la actual Las Cuevas. Se había salvado del accidente pero murió intentando encontrar ayuda.
Por todo lo dicho, y otros hechos también notables debería Las Heras ser reconocido como un departamento significativamente ligado a la Aviación Argentina, sin embargo yo no veo nada, una placa, un monolito, que recuerde a estos héroes de los albores de la soberanía argentina sobre su cielo. Muchos, ni siquiera saben dónde estaba ubicado Los Tamarindos.
El tiempo hizo que el antiguo aeropuerto, modesto pero iniciador, se transformara en el Plumerillo viejo, y, luego, en el Plumerillo actual. Es de carácter internacional y uno de los más importantes de todo el país. Sigue sorprendiendo Las Heras, porque es la salida de Mendoza al mundo, tiene el aeropuerto internacional que nos conecta con el mundo entero y la ruta siete que nos pone a las puertas del Pacífico. No sé si los lasherinos comprenden la importancia del lugar dónde viven.
Ahora están adecentando la pista. Ojalá que todo quede parejito para que los aviones no solo aterricen, acaricien el planeta. Ojalá que todo el aeropuerto, pero todo, sea un orgullo para Mendoza, en seguridad, en servicios, en atención, en comodidades. Ojalá que toda América reconozca nuestro lugar de despegue como un lugar de despegue para toda América. Ojalá que, haciendo pie en Las Heras, el mundo venga a visitarnos y nosotros, algún día, podamos salir a visitar el mundo.