Si hay algo que a Lara Rosso (13) le apasiona, desde el mismo momento en que lanzó sus primeras palabras, es viajar a mundos imaginarios o enriquecerse de historias reales, siempre con un libro en mano. "Desde muy chiquita le encantaba leer; para ella siempre un libro es su mejor regalo", comentó orgullosa su mamá, Natalia Cornejo (36).
La alegría que hoy vive la familia no es casual. El martes por la mañana, el papá de Lara, Alejandro Rosso (36), recibió el aviso de que su hija es la ganadora de la nueva edición de la Beca Dr. Adolfo Calle, un beneficio que diario Los Andes otorga a los estudiantes mendocinos desde 1954 y que consiste en un aporte económico durante los cinco años de la escuela secundaria.
El sábado 10 por la mañana, la adolescente que egresó de la escuela Nº 1-110 “Manuel Láinez”, de Ciudad, se presentó entre 80 estudiantes del último año de todas las escuelas primarias de la provincia que, como ella, tuvieron un promedio de excelencia.
En esta oportunidad, y en conmemoración al Día Internacional de la Mujer, la frase disparadora en torno de la cual los participantes desarrollaron su producción fue: “No era una caída de bicicleta”.
Hace poco, Lara comenzó la escuela secundaria en el Departamento de Aplicación Docente (DAD) de la Universidad Nacional de Cuyo. Y si bien ella incursionó en una nueva etapa, que le propone un escenario distinto, aún lleva en su mente y su corazón las enseñanzas de su señorita de séptimo, Melita Kemec.
Por eso, ni bien supo que su texto había quedado seleccionado por el jurado, no tardó en ir a avisarle. “Fui a la escuela para contarle, se puso muy feliz, porque ella siempre me ha alentado a escribir”, contó con una sonrisa en el rostro la chica que ama los cuentos, las historias de ciencia ficción y las novelas.
Destacó Natalia que su hija mayor siempre ha sido muy independiente al momento de tomar las carpetas, libros y cuadernos. "Siempre le ha gustado mucho estudiar de todo. Pero además es muy soñadora, sensible y, sobre todo, sociable y querida por sus compañeros", describió conforme la mamá, mientras Alejandro muestra en el living de la casa, ubicada en Godoy Cruz, una cartulina que permaneció mucho tiempo en una de las paredes de la escuela primaria. Es el texto que Lara escribió para una maratón de lectura y que le mereció el premio a "escritora destacada" de su colegio.
En aquella oportunidad, el eje del concurso había sido la realización de un relato en primera persona sobre la cultura egipcia. El sábado, como la temática giró en torno de la figura femenina y sus derechos, Lara dice: "Pensé en una mujer y cómo ella debe estar en el mismo nivel que el varón", dijo con madurez la ganadora de la Beca Adolfo Calle 2018, que además practica handball, un deporte del que disfruta varias tardes a la semana.
Estima que una carrera que le gustaría estudiar es psicología y claro está, ama escribir. “Me dedicaría a escribir como un hobby”, expresó junto a su hermana Emma y sus padres.
Entre frases que inspiran a la lectura, la adolescente describió diferentes escenas que transcurren en pequeños instantes en los que una niña visualiza momentos de la vida de una mujer y cómo estos se entrelazan entre sueños y hechos crudos que en la actualidad atraviesan al mundo femenino. Gracias a ese entramado de situaciones resueltas con simpleza y ternura, el jurado destacó de Lara su alto nivel y capacidad de redacción.
“Hemos notado, respecto de años anteriores, madurez en los conceptos expresados en una excelente redacción de las producciones, evidenciándose en la interpretación de las consignas, el uso del vocabulario, el dominio de técnicas narrativas y la concientización sobre la violencia de género”, destacó en su devolución el jurado integrado por representantes de renombradas instituciones ligadas a la educación.
Pero además, la buena calidad de los trabajos presentados mereció el reconocimiento por parte del comité de evaluación: "Se destaca el trabajo de cada escuela en estas producciones y rescatamos el manejo del lenguaje metafórico sin preciosismos, con ingenio, que aportó un valor agregado de profunda literalidad y creatividad", resolvió el jurado.
Otros escritos
Menciones especiales.
Además de elegir como ganador al texto de Lara Rosso Cornejo, el jurado resolvió otorgar Menciones Especiales para Ana Gelblung, de la escuela Israelita de
Educación Integral “Max Nordau” (Ciudad) y Joaquina Avendaño Ferreyra, del Colegio I.S.E.P. (Godoy Cruz).
El texto ganador
Cuando Luz nació se subió a su bicicleta.
Alcanzó a ver a su mamá llorando y a su papá riendo mientras acariciaba su cabeza.
Luego, hizo siete kilómetros y vio, de soslayo, cómo pintaba corazones verdes con las manos en la pared.
Hizo diez kilómetros más y se vio a sí misma llorando frente al espejo, sosteniendo una revista con modelos.
Siguió andando y vio cómo un alma intoxicada le gritaba cosas mientras rompía su vestido. Pero hizo algunos más y vio cómo una mente justa le acariciaba el pelo y limpiaba sus lágrimas, entendiendo sus temores. Al mismo tiempo, otra persona con más poder sentenciaba al alma que la hizo tocar fondo.
Pedaleó y pedaleó. Observó cómo su vientre se inflaba como una piñata y cómo, luego, ésta se deshacía liberando azúcar y chupetines, mientras ella y la mente justa repetían las mismas acciones de sus padres.
Siguió andando. Sonrió al ver cómo el azúcar y los chupetines dejaban sus envoltorios.
Hizo alrededor de veinte kilómetros más hasta que sus pulsaciones se hicieron enormes y su respiración se agitó, pero siguió andando. Ya sus piernas temblaban y sus ojos se le cerraban.
Entonces gritó y se cayó de la bici.
En el asfalto, imágenes se proyectaban en sus ojos.
Todos los errores que cometió, todas las veces que quiso correr y no parar, Luz sintió que no podía seguir pedaleando. Se vio a sí misma pintando corazones verdes. A su mamá, diciéndole: "Después limpiá, Luz, que si eso queda ahí, no vas a tener lugar para pintar más".
Ahí entendió que no fue una caída en la bici.
Fue un corazón que le faltó limpiar.