Es un barrio de los denominados urbanos marginales y con serios problemas de seguridad. Desde hace unos días por sus angostas calles, algunas asfaltadas y la mayoría de tierra, ahora circulan más vehículos que un día cualquiera. Muchos más. Hay que entrar a la "Isla" donde el río Diamante a manera de abrazo rodeó con dos cauces un pedazo de tierra al sur de la ciudad de San Rafael y ahí se formó uno de los asentamientos más grandes del sur mendocino denominado "La Isla del Río Diamante".
Todo el día se reza el rosario y cientos de creyentes circulan por el pequeño patio delantero de la vivienda que permanece cerrada con un cartel prohibiendo el ingreso (a la casa).
Muchos quizá nunca se animaron a transitar por esos callejones pero ahora la fe puede más.
Por calle Amapola hacia el oeste, adentrándose en el corazón mismo de esta populosa barriada y después de hacer varias curvas y contracurvas se llega a una humilde vivienda ubicada en el callejón Iguazú. Todo está rodeado de una tupida arboleda y a un costado hay una ermita con la imagen de la Virgen de los Milagros entronada desde hace años.
Procesión de los 27
Se trata de la misma imagen que desde el 2005 empezó a ser noticia ya que se aseguraba que exudaba aceite. Por ese motivo, un grupo de fieles todos los días 27 realiza una procesión hasta la pequeña ermita que tiene la imagen en el frente.
Pero desde la semana pasada esta imagen "llora sangre". Se puede ver a simple vista los ojos de la Virgen empapados en un líquido rojo que, según el reconocido médico sanrafaelino Miguel Soler "es sangre porque se trata de globulos rojos y hemoglobina positiva", aunque no quiso confirmar si se trataba de sangre animal o humana. El fue el encargado de extraer el líquido y llevarlo a un laboratorio a pedido del Obispado.
Por su lado, pudo saberse que la propietaria de la imagen ("la imagen no es de nadie y es de todos", dijo una de las visitantes del lugar) a la que pocos conocen porque no accede a notas con la prensa ni sale de su vivienda, es asistida por un sacerdote desde el mismo día en que se produjo el aparente derrame de sangre. Las llaves de la ermita, dicen los allegados, las tiene el sacerdote.
Según testimonio de la cuñada de la propietaria del lugar, Marisa, el Obispado ordenó el sábado extraer la imagen y limpiarla a lo que se procedió con el control de un sacerdote. Esto se hizo en horas de la noche cuando la afluencia de gente es menor o casi nula. El domingo nuevamente aparecieron "las lágrimas de sangre" dijo la mujer y "entonces se ordenó colocarla nuevamente en su lugar".
Desde el Obispado no se dio información oficial aunque se pudo saber que se ocupan del caso y que le brindan asistencia espiritual a la propietaria de la vivienda donde está la imagen.