Los países periféricos o emergentes son tales porque tienen muchas debilidades y dependen no solo del financiamiento de los grandes centros financieros, sino también del humor o de las situaciones políticas que se puedan desatar en los países centrales.
Después de haber vivido jornadas tranquilas sobre el fin de semana pasado, esta semana arrancó con tensiones que, si respondían a desconfianza sobre ciertas decisiones tomadas por las autoridades argentinas, tenían su origen en problemas de otros países.
El más notorio era la situación política en Brasil. Luego de la renuncia de Lula a seguir sosteniendo su candidatura, a raíz del revés judicial que no le permitía postularse, la opinión pública debía relocalizar su intención de voto. Además, se había producido el atentado contra el principal opositor, Jair Bolsonaro, quién, además, contaba con el apoyo del actual presidente.
Encuestas publicadas entre el domingo y el lunes arrojaron un panorama peligroso para los mercados, ya que mostraban que Bolsonaro no había capitalizado casi nada de las intenciones de voto de Lula ya que registraba 24%. En cambio, ha crecido el candidato de izquierda, Ciro Gómez (13%), y también el compañero de Lula, Fernando Haddad (9%), ahora propuesto por el Partido de los Trabajadores.
Este panorama asustó a los inversores que comenzaron a salir de Brasil por el temor de un triunfo de los candidatos de izquierda, ya que las proyecciones lo dan perdedor a Bolsonaro en una segunda vuelta, y de esa manera el real se depreció un 1,3% el lunes y un 2% el martes, hasta alcanzar 4,17, muy cerca de 4,2, máximo valor histórico.
Esa crisis en Brasil nos pega de lleno, porque una debilidad en la moneda brasileña nos quita las ventajas competitivas conseguidas con la devaluación y acelera los miedos sobre una economía argentina muy débil.
Pero esto se dio justo en un momento que recrudecen los temores por una agudización de la guerra comercial entre China y EE.UU. que hizo subir a dólar ante el clima de incertidumbre. En realidad habría que pensar que el problema mayor está en el mercado norteamericano y cuando ahí tienen miedo, los inversores tienden a salir de todos los países emergentes.
De hecho, el promedio de caída de las monedas de los países emergentes en el día fue de 0,3%, mientras en Brasil fue de 2% y en Argentina 1,4%.
En nuestro país los inversores le agregaron el mal humor por la nueva licitación de Letes con tasas en dólares al 7% y las dificultades que se suponen para cerrar y cumplir el presupuesto 2019.
Argentina tiene sus méritos, que la han llevado a esta situación de debilidad y la consecuencia de que cualquier situación inestable en el resto del mundo se magnifica en nuestro país, donde los principales alterados son los operadores de los mercados.
