El teléfono sonó. De un lado de la línea estaba Enzo Francescoli, manager de River. Del otro, Javier Mascherano. No se trató de una conversación trivial, entre dos conocidos con buena relación. Hay un hilo, que busca tironear al Jefecito en China y depositarlo otra vez en Núñez. Porque se allana el camino para que el mediocampista central, de 34 años, regrese al Millonario.
Son varios los indicios o claves que empujan el sueño de que Mascherano vuelva a lucir la banda cruzada en el pecho antes de colgar los botines. A saber:
El vínculo entre Masche y el club de la superliga china, que se ubica sexto en la tabla de posiciones, tiene una duración por dos años. Pero el futbolista puede romperlo al año, es decir, a principios de 2019. Una puerta enorme para cumplir con su deseo.
Salvo Javier, por sus compromisos con el Hebei, la familia Mascherano ya hizo base en Argentina, con San Lorenzo (Santa Fe), su ciudad natal, como centro. Luego de acompañarlo en su prolífica carrera en el exterior, el entorno del ex Barcelona quiere mantenerse en el país. Y Masche, a su vez, los quiere cerca.
Mascherano mantiene una relación de afecto con Rodolfo D'Onofrio, presidente de River, y también con Francescoli. En abril, incluso, fue nombrado embajador del club en China. El contacto es asiduo; la pauta de que una negociación entre las partes se presume express.
El Jefecito es accionista de la empresa e-Sports, que ya desembarcó en la Superliga Argentina de fútbol para la organización de la e-Superliga. A partir de enero, él sería uno de los protagonistas.
Hay otro club que lo merodea: Rosario Central. El Canalla es la institución de la que es hincha su familia y por la que simpatizaba hasta que se sumó a las inferiores de River. Incluso, Ezequiel Lavezzi, su compañero en Hebei y fanático del equipo que conduce Edgardo Bauza, le pide en continuado que se retire en Central. Pero todo indica que ganará su identificación con River, camiseta que lució en 72 partidos oficiales desde su debut, en agosto de 2003.