No muchos habitantes del asentamiento Jorge Newbery quieren hablar. “Y nosotros qué hacemos si nos sacan de acá”, inquirió Claudia, madre de 5 hijos. “Nos instalamos hace 3 años con los chicos y mi esposo, no podíamos pagar un alquiler y nos habían desalojado de la casa que ocupábamos. Tanto nosotros, como muchos otros moradores, podríamos enfrentar el pago de una cuota por una casa, pero no podemos salir a la deriva. En este lugar vivimos mal, apretados y con frío, y con servicios mínimos, pero vivimos...”, remató la mujer.
Otras okupas afirmaron que la gente en general es de trabajo y pacífica, y que hay problemas de inseguridad porque algunos que roban pasan por el interior de la villa para huir por las calles del sur, como Padre Llorens.
La escuela de lugar, 1-603 Jorge Newbery, está al lado de la barriada precaria y varios de los niños que viven allí asisten al establecimiento.