El trabajo de Ernesto O’ Connor, publicado por la (FADA) Fundación Agropecuaria para el Desarrollo Argentino: “El empleo en las cadenas agroalimentarias”, aporta nueva e interesante información acerca de la vitivinicultura en el contexto nacional.
Es útil recordar en ese sentido las comparaciones que surgieron del estudio “Impacto de la vitivinicultura dentro de la economía argentina” que, con “un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Cuyo, realizamos en 2012 para el Fondo Vitivinícola de Mendoza”, indicó el economista Carlos Abihaggle.
El informe arroja más datos. Así, por ejemplo las exportaciones de la vitivinicultura argentina eran el 92% de las exportaciones de bebidas. El valor de las exportaciones por hectárea eran 3 veces superiores a las del complejo sojero. El valor bruto de la producción era 7 veces superior al de las oleaginosas. El valor agregado por litro de vino era 3 veces superior al de las gaseosas.
El trabajo de FADA agrega un dato muy significativo para sus estimaciones de 2013 relacionadas con el empleo en cada una de las cadenas.
Comparado por hectárea, da lo siguiente:
-El trigo genera un puesto de trabajo por cada 20 hectáreas
-El maíz genera un puesto de trabajo por cada 10 hectáreas
-La soja genera un puesto de trabajo cada 50 hectáreas
-La vitivinicultura genera un puesto de trabajo por cada 1,4 hectárea.
Así, por ejemplo, en comparación con la soja una explotación agropecuaria de 50 hectáreas genera 1 puesto de trabajo mientras que la vitivinicultura da empleo a 35 personas.
Estos datos significativos, aunque no son los únicos, deberían ser tenidos en cuenta en el diseño de políticas públicas relacionadas con la industria vitivinícola, en la coyuntura actual de recesión macro, de problemas de empleo y de competitividad de la industria.