La vitivinicultura, en un momento complejo

La industria del vino se encuentra en un momento complicado por la caída en el consumo interno y una retracción en las exportaciones.

La vitivinicultura, en un momento complejo
La vitivinicultura, en un momento complejo

Son muchas y muy diversas las variables que se concatenan para generar este momento difícil por el que atraviesa la industria vitivinícola. Porque se han conjugado efectos "naturales", como la caída en la producción de las dos últimas cosechas; otros propios de la industria, surgidos de una falta de una verdadera y durable integración entre productor y bodeguero; "aportes" surgidos de una situación nacional que ha provocado una disminución del consumo, lo que tuvo un efecto negativo hacia el vino, a lo que se deben sumar medidas económicas que se adoptan desde el Gobierno nacional y que, si se modificaran, podrían llevar algún tipo de alivio a la actividad.

Para poder establecer el momento que atraviesa la industria vitivinícola en la actualidad, surge la necesidad de efectuar un relevamiento de lo sucedido en las últimas décadas.

Parten de la base de un consumo interno impresionante de 80 a 90 litros per cápita en la década de 1960 y que motivaban que se priorizara la cantidad por sobre la calidad de los caldos. Eran años en que el vino era la principal bebida de la mesa familiar, que se combinaba con soda para hacerlo más refrescante.

Con el correr de los años se produjeron algunos fenómenos que modificaron la situación, como el ingreso masivo de bebidas sustitutas (gaseosas, cerveza, jugos, amargos, agua), que quitaron lugar al vino en la mesa familiar; el cambio de hábitos de la población, que dejó de lado el almuerzo en casa y, para algunos, el envasamiento en origen, que hizo más caro el traslado. Por una causa o por otra, o bien por una combinación de todas ellas, lo cierto y lo concreto es que el consumo tuvo una caída impresionante.

Frente a ese panorama los industriales decidieron modificar su forma de actuar. Miraron hacia el exterior y descubrieron que había espacios para el vino argentino de calidad. La participación en ferias y concursos les permitió advertir que el malbec generó un impacto espectacular entre los consumidores más exigentes y el cambio de mentalidad fue inmediato. Se inició una interesante reconversión de viñedos, se incorporó tecnología en bodegas, se priorizó la calidad y con esas armas salieron a competir en el mundo. Los resultados fueron concluyentes y de los pocos miles de dólares que ingresaban por exportaciones, se pasó a los casi mil millones si sumamos vinos y mosto.

Sin embargo, situaciones económicas que afectaron al país, como la persistencia de una inflación que generaba mayores costos internos y el mantenimiento de un dólar planchado, restaron competitividad al vino argentino y las exportaciones dejaron de crecer, ingresaron en una meseta y hasta comenzaron a dar números en rojo, una situación que comenzó a advertirse en los últimos años del gobierno anterior y que afectó no sólo a Mendoza, sino al resto de las economías regionales.

Esa situación en el mercado externo se mantiene, pero hay que sumarle ahora una preocupante caída en el consumo interno, fruto también de una combinación de factores que se inician con dos bajas cosechas que provocaron un aumento en el precio de la principal materia prima: la uva; la persistencia de una inflación que provoca aumento en los insumos y una retracción en las compras de la población ante la caída del poder adquisitivo, que afecta a todas las bebidas, pero esencialmente al vino por tratarse de una bebida natural y no industrializada.

A lo largo de la historia la vitivinicultura ha demostrado que sabe salir de situaciones tan o más complicadas que la actual. Se debe insistir en una necesaria integración productor-bodeguero y en la fijación de objetivos comunes. Pero también contar con el aporte que puede llegar a realizar el Gobierno a través de aspectos tales como la recuperación de las vías férreas, que permitirán bajar el costo del transporte; una estabilidad económica que frene la inflación y un incremento en la devolución por exportaciones, que haga más competitivo al vino en los mercados internacionales, entre otros aspectos.

En las diversas actividades que se desarrollarán hoy, en plenos festejos vendimiales, los funcionarios tendrán la oportunidad de escuchar y dialogar sobre los planteos de esta tan significativa industria.

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