La violencia en el fútbol permitió que solo se juegue la mitad del clásico tucumano entre San Martín y Atlético, cuando estaba en juego la Copa Bicentenario.
"Los tucumanos vamos a celebrar el Bicentenario de la Independencia con actividades deportivas y por ello brindamos un apoyo en materia de subsidio a los dos clubes más importantes de la provincia para la realización de los encuentros", sostuvo un día antes del partido el secretario general de la Gobernación, Pablo Yedlin, según publicó el diario La Gaceta.
Sin embargo, no pudo haber fiesta porque la violencia copó La Ciudadela, el estadio de San Martín, con petardos y proyectiles, por lo cual el árbitro Pedro Argañaraz decidió suspender el partido antes del comienzo del segundo tiempo.
Sergio Viturro puso en ventaja San Martín, Luis Rodríguez igualó y Ramón Lentini desniveló para el local, que se imponía 2-1 al momento de la suspensión.
"No podía hacer otra cosa porque no se podía contener lo que estaba pasando en las tribunas", argumentó Argañaraz por la suspensión y describió que "estaba todo desbordado".
"Hubo buena voluntad de los dos equipos, pero lamentablemente no entendemos (como sociedad) que esto no le hace bien a la provincia", agregó el árbitro tucumano.