El gran proyecto del ex mandatario Francisco Pérez, que no pudo ser, será terminado por la actual gestión de Alfredo Cornejo. Ayer, en una conferencia específica para eso, anunciaron desde el Gobierno que continuarán con la Villa Deportiva.
Pero, también, indicaron en detalle el estado actual de la obra prevista en su momento en $ 319 millones. Si bien, aseguran, no tiene fallas estructurales sí hay falencias graves en cuestiones de diseño que costarán, en total, $ 624 millones para poder finalizarla entera.
El subsecretario de Infraestructura, Daniel Chicahuala, fue el encargado de hacer la presentación en la que enumeró los problemas que encontraron en el recorrido que hicieron la semana pasada por la construcción ubicada al lado del Estadio Malvinas Argentinas y que fue diseñada por el estudio Paoleti-Bocanegra.
“El estadio tiene un grado de avance tal que técnicamente no es aconsejable pararlo. Estamos analizando los costos de la terminación.
La contratación original fue por $ 319 millones con una actualización de precios a $ 447 millones en julio. A eso hay que sumarle $ 124 millones por obras complementarias que no fueron tomadas en cuenta en la contratación original; más instalaciones de servicios como luz, cloacas, agua, gas, por $ 53 millones. Todo eso suma $ 624 millones para poder decir que el estadio y el proyecto se terminan”, se explayó el funcionario.
Asimismo, aseguró que si bien continuarán, y el objetivo es terminar la parte del estadio a fines de 2016 y los anexos a mediados de 2017, no es una de las obras prioritarias para la gestión de Cornejo.
“Urgente es un hospital. Esto no. Lo primero que vamos a hacer con el presupuesto global es ver qué proyectos son los más urgentes y necesarios. Y en ese sentido, este definitivamente no lo es”, remarcó el subsecretario, siguiendo la línea de cuando era oposición y decían que esta Villa no era necesaria y había otras prioridades más básicas.
El estado actual
Terminaciones de calidad inferior a las que exige el hormigón visto, menos ingresos de los que corresponden según la capacidad del estadio, baños mal ubicados, salidas de emergencia poco ágiles, falta de cloacas, red de agua, gas y energía, graderías mal diseñadas. Algunos de los tantos inconvenientes que tiene la Villa y que deberán subsanar por seguridad.
Es que, por ejemplo, el estadio es para 14 mil espectadores y tiene una sola entrada y salida. Cuando, según explicaron, estadios similares en el mundo tienen mínimo cuatro.
Además de estas correcciones, y del dinero que eso significa -claro-, desde el Gobierno contaron que también están investigando si el proceso de contratación fue transparente. Ya que se realizó de manera directa y no a través de una licitación, como debería ser ante este tipo de obras.
“Si encontramos irregularidades en la contratación vamos a informar a los organismos que corresponde. Aún no puedo decir que el proceso esté mal hecho. Sí que yo no lo hubiese hecho así”, expresó el ingeniero Chicahuala.
También, el subsecretario del ministerio conducido por Enrique Vaquié contó que hubo detalles que se podrían haber hecho bien pero como apremiaba el tiempo de finalización para que el ex gobernador Pérez pudiese inaugurarla antes de irse, se hicieron “a las apuradas” y lógicamente quedaron mal.
“Los contratistas que están hoy tienen la experiencia necesaria pero la presión que se les aplicó en los últimos meses hizo que tuviesen que trabajar a un ritmo mucho más acelerado, lo cual los llevó a cometer errores que con plazos de ejecución adecuados nunca hubieran sucedido”, aseguró el funcionario radical.
Un "berretín" que se convirtió en motivo de pelea
La Villa Deportiva fue definida por las crónicas periodísticas como “un berretín” del ex gobernador Francisco Pérez.
En contra de la opinión de la entonces oposición, pero también del sentido común que en un contexto de crisis aconsejaba priorizar otro tipo de infraestructura, Pérez avanzó.
Y avanzó tanto que de hecho, la obra fue uno de los puntos de discordia en la discusión del Presupuesto 2015, donde el radicalismo marcó que se trataba de una “obra faraónica”, que implicaría 400 millones de pesos que podrían destinarse a mejor asignación, ya sea educativa, sanitaria o vial.
En su apasionamiento, el gobernador no sólo arrastró a su ministro de Obras, Rolando Baldasso, sino también a los bloques legislativos del PJ que defendieron a capa y espada la iniciativa que hoy se ve paralizada y con serios problemas.