Los curas Nicolás Corradi (82) y Horacio Corbacho (56), junto a Jorge Bordón (50), Armando Gómez (46) y José Luis Ojeda (41) cumplirán el próximo jueves un mes detenidos en el penal de Boulogne Sur Mer.
Los 5 se encuentran imputados por abuso sexual y corrupción de menores sordomudos en el instituto religioso Antonio Próvolo (Luján), establecimiento en el que trabajaban hasta fines de noviembre.
Y si bien la olla se destapó el pasado 30 de noviembre cuando la mayoría de estos casos salieron a la luz, en la causa hay denuncias de ataques que datan incluso desde 2005 y ya hay 26 víctimas confirmadas.
En su primer mes alojados en el penal, los 5 detenidos pasan prácticamente desapercibidos y “se pierden” entre el resto de los alojados en el complejo dado su perfil bajo.
Interactúan poco y nada con los otros, están divididos en 2 pabellones y sólo 3 de ellos han recibido visitas de amigos y familiares. Pero nadie fue a verlos para Navidad, de hecho los 5 permanecieron encerrados en su celda.
“Corradi está alojado en la celda 6, en la planta baja del Pabellón 5, junto a Corbacho. Este último se hace cargo del cuidado personal de Corradi y comparten la misma celda, sin nadie más ya que hay dos camastros.
No han tenido ningún problema con otros internos, comparten muy poco con los demás”, destacaron desde el interior de Boulogne Sur Mer al intentar reconstruir la rutina diaria de los dos curas en el pabellón para procesados por episodios de violencia de género, femicidios y abusos sexuales.
Ambos habían solicitado el beneficio de la prisión domiciliaria, aunque la solicitud fue rechazada por la Justicia de Garantías el jueves pasado.
A los 2 se les realizan estudios médicos diariamente teniendo en cuenta su avanzada edad (según los registros penitenciarios, Corradi es un “hipertenso y senil” octogenario). No obstante, y de acuerdo a los informes del Cuerpo Médico Forense, Corradi se encuentra apto para seguir detenido en Boulogne Sur Mer y esto fue determinante para no otorgarle la domiciliaria.
“Bordón está en el mismo pabellón, en la celda 3 también de la planta baja. Pero no comparte momentos con los sacerdotes ya que, a raíz de la causa, no hay buena relación entre ellos. Hasta han tenido alguna discusión y por eso se decidió no ponerlos juntos y que no coincidan en los espacios comunes”, acotaron.
Gómez y Ojeda son ex administrativos del instituto y también hipoacúsicos (como las víctimas que los acusan). Ambos completan el quinteto de imputados como autores de los aberrantes ataques sexuales y comparten una celda en otro pabellón, el 14 B.
Ninguno de los 5 detenidos realiza alguna actividad especial en el día a día, y abandonan esporádicamente sus celdas para despejarse un poco en los espacios comunes.
A Bordón (quien oficiaba de monaguillo en el Próvolo) lo van a ver periódicamente su esposa, su yerno y un amigo; mientras que a Gómez lo han visitado su esposa, su hija y su cuñado. Corbacho, por su parte ha recibido en reiteradas ocasiones a un amigo y una amiga.
“En lo que tiene que ver con convivencia, los que están en el Pabellón 5, inaugurado en noviembre de 2015, son presos muy tranquilos entre sí, pese a lo resonante de los hechos por los que están detenidos. No hay revueltas ni peleas entre ellos y no 'salta la bronca', puesto que todos los allí alojados están encerrados por delitos similares.
Junto a Corradi, Corbacho y Bordón están en ese sector Roque Arroyo (54) -quien está imputado por el femicidio de su hija Ayelén- y Daniel Zalazar (30) -quien mató a 3 mujeres e hirió a 2 menores-, entre otros y en distintas celdas", continuaron desde el penal. "Hemos visto que otros internos se han acercado y han hablado algunas cosas con los curas, pero sin inconvenientes. Quizás hasta les han pedido que los confiesen", elucubraron.