La verdadera isla de la fantasía

Vacaciones únicas, solo en el Necker Belle. Lea y verá.

La verdadera isla de la fantasía
La verdadera isla de la fantasía

La espléndida embarcación avanza a  20 nudos entre las Islas Vírgenes Británicas, va desde la isla de Necker –la que inspiró al millonario Sir Richard Branson  para crear este crucero de lujo- hacia las Bahamas, hacia Antigua, Santa Lucía o San Vicente y también a las Granadinas.

Entre tanto esquí acuático, alguna parada en playas recónditas, algo de pesca para la cena, eso sí el chef a bordo y su equipo se hacen cargo de cada paso.

Desde el trampolín las cristalinas aguas del Caribe animan a un glamoroso chapuzón, a refrescarse o a explorar el fondo con snorkel o buceo. Al caer la tarde algún cóctel, luego cine en popa en la pantalla bajo las estrellas. Un detalle: hacen falta al menos U$S 80 mil para pasar 8 días en el paraíso.

Necker Belle como lo dice su dueño es la versión móvil de la isla, su lugar en el mundo. Entonces lo mejor de los mares cálidos y las prístinas playas desoladas, amalgamado a la perfección con servicios 5 estrellas, auténticamente personalizados.

Se trata de un catamarán a vela de 32 metros, una perla más de las aguas que recorre, tiene capacidad para 10 personas más 7 tripulantes. Cuenta con amplias zonas comunes y cuatro cabinas principales bellamente decoradas, todas en suites.

La joya, sin dudas, es el submarino aerodinámico, el Necker Nymph diseñado especialmente para Virgin Limited Edition. Nave que puede sumergirse hasta 30 metros, a 6 nudos de velocidad, posibilitando disfrutar del universo bajo la superficie como en una película de ciencia ficción. (Alquiler U$S 2.500 por día).


Marca su nivel
Lujo descalzo, así llaman a la belleza desnuda de Necker Island que forma parte de la propuesta de Virgin Limited Edition entre otras propiedades de excelencia.

Los que llegan se encuentran con un sinfín de programas: tenis, deportes acuáticos, la posibilidad de escapar a bahías protegidas, nadar entre peces de colores y también deleitarse con la gastronomía local y la increíble vida nocturna del puerto. Sólo los que van pueden comprender la generosidad de Sir Richard Branson para compartir su lugar en el mundo con el resto de los mortales.

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