La verdad no es ni demagógica ni populista

La verdad no es ni demagógica ni populista

Se impone analizar desde la verdad el primer año del gobierno nacional. Digo esto porque en general se lo juzga desde la demagogia y el populismo. Y lo que es peor, muchos extraños a estas ideologías destructivas yerran al pretender ser “objetivos” y afirmar que desde el 11 de diciembre de 2015 los errores y las responsabilidades son del Gobierno, a pesar de la herencia recibida. No estoy afiliado a ningún partido ni tengo cargos públicos ni partidarios, por lo que soy objetivo e imparcial pero con sólidas ideas. Dicho esto, voy al objeto de este trabajo.

¿Qué es lo que nos dejaron en verdad, los gobiernos desde 1930 hasta 2003?

¿Qué nos dejaron gobiernos radicales, peronistas y militares desde 1930 hasta ahora? Solo este país que sufrimos, con tanto atraso, miseria y pauperización. Vivimos con sensación de fracaso perpetuo, del que no podemos salir porque estamos condenados por el populismo y la demagogia. Y más grave aún porque es de los más ricos de la tierra y paradójicamente somos de las poblaciones más inteligentes y mejor dotadas del mundo. Los militares son un desastre gobernando. Perón, muy inteligente, fue un autoritario demagogo que le enseñó al pueblo a no trabajar y a vivir del Estado y del regalo, recitando “mi gobierno hace lo que el pueblo quiere”, cuando en realidad el pueblo hacía lo que Perón quería. En 1955, un año antes de recibirme de abogado por lo que viví en pleno la época, el gobierno estaba agotado, no sabía ni tenía más para dar y tuvo que pactar con una filial de la Standard Oil Co de California para subsistir. La revolución de Lonardi en 1955 era innecesaria porque Perón hubiera sido derrotado en las urnas en 1958. Frondizi fue un gran presidente pero bloqueado, los militares no lo dejaron gobernar. Guido fue de transición y otro desastre. A Illia, muy buena persona, tampoco lo dejaron gobernar hasta el golpe de 1966. Perón volvió en 1973; ya anciano y amortizado muere en 1974, gobernando López Rega y la inexistente Isabelita hasta 1976, depuesta por otro golpe militar. Antes, el 4 de junio de 1975 el ministro de economía Celestino Rodrigo, devaluó y provocó una hiperinflación gravísima: el “rodrigazo”, acelerando la caída al año siguiente. En los finales de su presidencia, Alfonsín, político sincero y honesto, fracasa económicamente y en 1989, con la hiperinflación del 5.000%, debe renunciar al gobierno en julio, asumiendo Menem, con un primer gobierno discutido y otro segundo, malo. De la Rúa, otro desastre inexplicable. Y llega el kirchnerismo en 2003 hasta 2015, el más corrupto gobierno de nuestra historia.

¿Qué nos dejó el Cristikirchnerismo?: 30% de pobres, 12 millones de personas con 6 millones de indigentes. Un déficit fiscal de 7%, U$S 35.000 millones, al cambio entonces de $ 9,60, $ 336.000 millones, un BC sin reservas, habiendo dilapidado 50.000 millones de dólares.

Una inflación del 30% anual en progreso y acumulativa durante los 8 años de Cristina. Un cepo cambiario que paralizó al país y que estancó su moneda y comercio exterior. Un NOA y NEA estructuralmente pobres, con fraudes electorales en Formosa de Insfrán y de Alperovich en Tucumán, con dudas de Manzur. Una educación cada vez peor con resultados desastrosos y vergonzosos en las pruebas PISA. Hospitales y escuelas desmanteladas. Una corrupción generalizada de la cúpula gubernamental, como Boudou, los bolsos de 9 millones de dólares de López, los 8.000 millones de pesos evadidos de Cristóbal López, otro socio de Cristina asociada también con Lázaro Báez, corrupto y preso, los millones de dólares de La Rosadita, los presuntos fraudes y estafas de Scioli y su ministro Pérez en la provincia de Buenos Aires además quebrada, una Policía Federal y Bonaerense corruptas en su mayoría, una producción y proliferación de drogas nunca vistas. Justicia corrupta y kirchnerista a modo de “Justicia Legítima” de Gils Carbó. Un Consejo de la Magistratura K. Medios K, al estilo de 6-7-8, perseguidores de periodistas independientes. Un pacto de impunidad con Irán y la sospecha de homicidio de Nisman horas antes de denunciar en el Congreso a la presidente. Cristina, con varios procesos por corrupción, defraudación al Estado, enriquecimiento ilícito, autoritarismo demagógico y populista.

La realidad que recibe Macri

Esta es la realidad que encuentra Macri en diciembre de 2015. El país está muy mal económicamente, desprestigiado, asociado con la Cuba de Fidel, Venezuela, Bolivia y Ecuador, padeciendo desgobiernos desde 1930, 85 años hasta 2015, de los cuales los 8 últimos de Cristina fueron los más destructivos y falaces. No recibe inversiones porque los empresarios extranjeros y nacionales tienen temor. Los argentinos, aun con el blanqueo, pagan el impuesto pero no traen los fondos externos porque temen que cualquier gobierno desde 2019 confisque sus dólares y arme otro corralito. Propios y extraños hemos perdido totalmente la confianza en nuestros pésimos políticos y gobernantes. En 2017 hay elecciones y se sospecha que pueden ganar nuevamente los que destruyeron al país, con viejos y nuevos nombres pero las mismas ideologías. Macri y su equipo han cometido innúmeros errores políticos y económicos, pero el efecto inercia de 80 años más la década saKeada como dice Fernando Iglesias, de Cristina, están erosionando a Cambiemos y a cualquier gobierno que se instale en los próximos años.

Debemos cambiar la Argentina, sobre todo moralmente. Tenemos que desterrar el populismo y la demagogia. Se impone un gran acuerdo nacional y firmar compromisos de gobernabilidad para que los próximos gobiernos durante los cincuenta años venideros actúen en base a políticas de Estado serias y responsables. Prohibamos la mentira y las falsas promesas de campaña, que en general no se cumplen o, lo que es peor, se violan. Estoy observando atentamente al gobernador Alfredo Cornejo. Hasta ahora no promete, no incumple, es honesto, no piensa en su reelección y hace. Esto es lo que quisiera para un futuro presidente.

En 2017 hay elecciones de medio término. ¡Pensemos bien compatriotas, estamos jugando el futuro de nuestros hijos y nietos, no provoquemos una nueva frustración populista y demagógica de todas las que hemos soportado y sufrido en los pasados 85 años! ¡Argentina sigue en peligro y depende solo de nuestro voto!

Las opiniones vertidas en este espacio no necesariamente coinciden con la línea editorial de Los Andes.

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