A una semana del inicio de la cosecha "fuerte", el sector vitivinícola mantiene un alto grado de incertidumbre respecto a cómo reaccionará el precio de la uva. A priori los referentes del sector entienden que "debería haber una tonificación", debido a la reducción de los niveles de stock, el mejoramiento de ventas y el pronóstico de merma en los niveles de producción, pero por ahora el sector industrial tiende a mantener los precios sin modificaciones.
Para entender mejor el escenario, es válido analizar en detalle los diferentes factores mencionados. Por un lado, es un hecho que las ventas han reaccionado favorablemente.
De acuerdo a las estadísticas del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), en 2019 creció la comercialización de vino fraccionado, tanto en el mercado externo (3,3%) como en el interno (5,1%). Las estadísticas favorables se repitieron en los primeros meses de 2020 y sin duda, ayudan a descomprimir los altos niveles de sobrestock vínico, que a inicios de 2019 se estimaban en 300 millones de litros.
Fue importante además el incremento en las exportaciones de vino a granel, cuyos envíos repuntaron 36,4%. El mosto, por su parte, logró un aumento del 32,1% en sus envíos al exterior, siempre hablando de volumen.
Por otro lado, el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV) pronostica una merma del 10,5% en la producción de uva para este año. De acuerdo a la estimación del organismo, esta temporada se cosecharán entre 21,3 y 23,6 millones de quintales de uva, frente a los 25,1 millones de quintales que se registraron en 2019.
Precios de mercado
Por el momento no hay datos oficiales que muestren a qué valor se están vendiendo las diferentes variedades de uva, pero de acuerdo a "lo que se ve en el mercado", los precios no han variado demasiado respecto a la temporada pasada. De todas formas, algunos referentes consultados por Los Andes coinciden en que recién a partir de la semana que viene se comenzará a definir el rumbo de los precios.
Por lo pronto, se puede repasar lo ocurrido en años anteriores. Según datos publicados por el Observatorio Vitivinícola, las uvas tintas con destino a vinos básicos cotizaban a $ 4,53 por kilo en 2016, a $ 9,03 en 2017, a $ 9,71 en 2018 y a $ 8,84 en 2019 (valor promedio durante el año). Es decir que de una punta a otra el valor de mercado subió solo 95%, frente a una inflación acumulada para ese período del 293%, de acuerdo a la medición de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas (DEIE).
Fue similar el comportamiento de las blancas, que cotizaban a $ 2,28 por kilo en 2016 y luego se estancaron en torno a los $ 4. En los cuatro años la variación fue de 86%.
No es diferente la realidad para las uvas varietales. De hecho, las de malbec, por ejemplo, solo se incrementaron 24% en los cuatro años analizados.
Presente y perspectivas
En lo que respecta a este año, diferentes productores consultados advierten una “tímida tonificación de los precios”, pero aseguran que están lejos de alcanzar un valor rentable.
Por ahora, indican, las uvas "tintas B", las blancas y las criollas se están pagando a unos $ 7, lo que supera el valor de hace doce meses. Fuera de esto, reina la incertidumbre.
Mauro Sosa, gerente del Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, explicó que se debe esperar a que la cosecha avance para saber si la suba de precios se vuelve una realidad. Sin embargo, mantiene buenas expectativas: "Al haber una cosecha menor, se espera una mejora de los valores pagados al productor", comentó.
"Una buena señal es que el precio del vino tinto genérico en el mercado de traslado aumentó de $ 8 a $ 12 en pocos días. Es un dato relevante, considerando que es justamente el precio del vino el que termina determinando lo que se paga por la uva", apuntó.
Coincidió con esa lectura Nicolás Vicchi, gerente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Acovi). "Debería haber una reactivación del precio de la uva. El panorama va a ser más claro desde la semana próxima, pero si se confirma la merma productiva que pronosticó el INV, los valores aumentarán", señaló.
No obstante, Vicchi advirtió que el presente de los productores es “muy complicado” y aseguró que “la suba de precios debería ser considerable para que encuentren un punto de equilibrio en sus márgenes de rentabilidad. “Se está pagando menos que en el 2015. Es una situación realmente preocupante”, remarcó.
También dejó su opinión Mario Leiva, presidente de la Sociedad Rural del Valle de Uco, quien se refirió al escenario de la cosecha en esa región. "Algo se han tonificado los precios, pero no alcanza. Según nuestras estimaciones, se debería estar pagando un mínimo de $ 40 por kilo de uva para que el negocio sea rentable y los precios hoy rondan los $ 26", expresó.
“Las bodegas pueden pagar mucho más. Además, la merma en la cosecha es mucho mayor a la que midió el INV. No hay razón para que los precios no suban”, aseguró.
Buscan que se prohíba plantar nuevos viñedos
El Senador provincial, Héctor Bonarrico (Movimiento de Acción Social Federal), presentó un "Proyecto de Resolución" que busca instar a los legisladores nacionales por Mendoza a solicitar al Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, y al Instituto Nacional de la Vitivinicultura a que prohíban la plantación de nuevos viñedos en el territorio nacional.
El legislador explicó que su iniciativa trata de defender al pequeño y mediano productor, “que viene con los mismos precios de cuatro años atrás, mientras que las multinacionales se han apoderado de la actividad, han implantado 1.600 hectáreas nuevas, y han hecho desaparecer a los pequeños y medianos”.
Por otro lado Bonarrico propone que, mientras se generan estas medidas, se le exijan requisitos extraordinarios a quienes deseen implantar nuevos viñedos. Entre los requisitos aparecerían tener pozo de agua propio, sistemas de riego por goteo, malla antigranizo y postes plásticos (madera plástica).
Eduardo Sancho, presidente de Acovi, analizó el proyecto del legislador y compartió su postura. "En caso de aplicarse una medida de este tipo, tiene que ser nacional. Si solo se restringe la implantación de viñedos en Mendoza y San Juan, no habrá efectos sobre el mercado", comentó.
“Además, hay que tener mucho cuidado, porque se tiene que permitir la transformación de los viñedos, pero hay que saber adecuarse a lo que exigen los mercados. Sino, el problema será mayor”, advirtió.