La utilización política del Mundial

Los medios oficiales y oficialistas, especialmente la Televisión Pública, intentaron utilizar el evento ecuménico y la participación del Seleccionado para politizar el acontecimiento. Incluyeron, para cumplir ese objetivo, afirmaciones que rozan la mala f

La utilización política del Mundial

Es sabido que un campeonato Mundial en países muy futboleros tiene una trascendencia que excede lo deportivo, con alcances inclusive políticos. No fue casualidad que la canciller de Alemania, Angela Merkel, presenciara la Final, ni que Dilma Rousseff deba enfrentar ahora serios problemas para su reelección luego del fracaso del equipo brasileño.

En el caso de nuestro país, Cristina Kirchner no solo no estuvo presente en el Maracaná sino que ni siquiera vio los partidos porque no le gusta el fútbol, según confesó, aunque luego haya hablado como si supiera y hubiera visto los encuentros, dando recomendaciones a los jugadores el día de la recepción a los subcampeones en Ezeiza.

Pero quienes no perdieron oportunidad para utilizar políticamente el Mundial de Fútbol durante el mes de duración fueron los integrantes de la televisión oficial y los medios que adhieren abiertamente a la gestión del Gobierno. En muchos de los casos utilizaron métodos tendenciosos o denostaron y criticaron a los que ellos denominan “medios dominantes”, haciendo una repulsiva mezcla de fútbol y política que no hace más que ratificar que la línea fijada es la de no admitir las críticas, por más que éstas no tuvieran nada que ver con la política. Para esos medios, la Selección argentina era de ellos y solo de ellos, mucho más cuando el equipo fue avanzando en el máximo torneo.

Los medios oficialistas tomaron al DT, Alejandro Sabella, como bandera, luego de que afirmara que él había sido un militante de la década del ’60. Pero de allí a decir que por ese motivo los “medios dominantes” criticaron su trabajo durante los primeros partidos es simplemente una barbaridad. Asegurar, como señaló el autodenominado “relator militante”, que Sabella utilizó para su equipo la impronta sembrada por (Juan) Perón y (Néstor) Kirchner, es de una desubicación alarmante.

Señalar que los “medios dominantes” querían que la Selección perdiera para que quedara afectado el Gobierno es actuar de mala fe, como también lo es haber afirmado que la Selección expresó los valores que ha desarrollado la sociedad en lo que el kirchnerismo define como la “década ganada”. Y también se actúa muy mal cuando se pretende asegurar que “en la Argentina los buitres de la comunicación dijeron que Sabella era irresoluto, pero todos aprendimos que a los buitres de la comunicación no hay que darles bola”.

Tal como sucediera durante la implementación de Fútbol Para Todos, la televisión oficial utilizó los momentos previos y los entretiempos de los partidos para realizar “propaganda”, con spots o videos muy alejados de los objetivos que pregonan quienes defienden esa posición, al decir que sólo están publicitando los actos de gobierno. Porque en gran parte de ellos hubo críticas veladas, y algunas veces abiertas, hacia quienes no están de acuerdo con la gestión oficial. Para agravar la situación no tuvieron en cuenta que uno de los actores que tomaron parte de la filmación de uno de los videos había actuado anteriormente en películas porno. Se levantó la propaganda sin aclaración ni mucho menos un acto de arrepentimiento.

A ese marco debe sumarse también el hecho de que la televisión oficial obvió los serios enfrentamientos y destrozos que se produjeron en el Obelisco el domingo y de que el secretario de Seguridad, Sergio Berni, haya afirmado que “todo indicaría” que los desmanes fueron encabezados por las barras bravas de Independiente y Chacarita; club el primero presidido por Hugo Moyano y el segundo estrechamente vinculado con Luis Barrionuevo, dos dirigentes sindicales que han anunciado un paro contra el Gobierno. ¿Pura coincidencia?

Los hombres que representaron al fútbol argentino en el Mundial de Brasil, incluyendo su director técnico, tuvieron una tarea excelente que merece ser destacada y aplaudida. Celebraron los triunfos y sufrieron la derrota como el mejor de los argentinos, y no merecen que esa tarea se vea empañada por aprovechadores, mucho más cuando esa actitud surge de los planos oficiales.

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