La última sonrisa de Emilio Disi

El actor argentino, protagonista de algunas de las más exitosas comedias televisivas y teatrales de los años 80 y 90, falleció a los 74 años

La última sonrisa de Emilio Disi
La última sonrisa de Emilio Disi

El actor Emilio Disi falleció ayer en el Instituto Fleming del barrio porteño de Belgrano a los 74 años, como consecuencia de un cáncer de pulmón. Al momento de su fallecimiento, Disi estaba rodeado por amigos, su esposa y sus hijos, y su partida dejó un profundo dolor en el mundo del espectáculo.

El actor de Los bañeros más locos del mundo, entre otros grandes éxitos, había relatado en octubre que luchaba contra la enfermedad: “Estoy peleándola. Estoy tranquilo, no me quiero poner nervioso.

Sé que voy a salir, de eso estoy totalmente convencido". "Ya no tenía ganas de comer", dijeron desde su entorno a diario Clarín luego de confirmarse su deceso ayer al mediodía.

Nacido en el barrio porteño de San Cristóbal el 2 de enero de 1943 bajo el nombre de Emilio Roberto Parada, era hijo de los españoles José Luis Parada y Pura Yáñez, empleado municipal él y modista ella, y desde joven se sintió atraído por los escenarios, a los que accedía gracias a que su hermano mayor, Pepe Parada, productor de espectáculos, fallecido en 2003.

Comienzos con el teatro clásico

Contrariamente a lo que sucede con algunos cómicos y humoristas de su generación y anteriores, Disi disponía de gran  información sobre el teatro clásico universal y era un hombre que podía mantener conversaciones profundas y documentadas porque, aunque pocos lo supieran, egresó del Conservatorio de Arte y participó de varias puestas dramáticas.

Hizo sus primeras armas en Don Gil de las calzas verdes, de Tirso de Molina; Stéfano, de Armando Discépolo; y El discípulo del diablo, de Georges Bernard Shaw, con dirección de Carlos Gorostiza; ya famoso, en 1991 fue relator del cuento sinfónico para niños Pedro y el lobo, de Serguei

Prokófiev, en el teatro Colón. "Un día hice una comedia, me gustó y seguí con eso, pero yo no le cierro la puerta a nada", confió en una de sus tantas entrevistas.

Cómico popular

Si bien el público lo catalogó siempre como actor cómico popular –muchas veces en sociedad tanto en televisión como en teatro con quien fue su esposa durante 18 años, Dorys del Valle–, Disi sorprendió con algún trabajo fuera de su registro, como el extraviado mafioso que está a punto de violar a Andrea Tenuta en La búsqueda, el filme de Juan Carlos Desanzo rodado en 1985. 

En esa tesitura, en 2014 actuó en Muerte en Buenos Aires y en Querida, voy a comprar cigarrillos y vuelvo (2011).

Su carrera en el cine comenzó a sus 25 años, cuando hizo un papel secundario en Humo de marihuana, de Lucas Demare; siguió con Somos los mejores y remató en 1969, cuando acompañó a Leonardo Favio y Susana Giménez en la musical Fuiste mía un verano.

En el difícil 1976 terminó de perfilarse su identidad de comediante con La aventura explosiva, condición reiterada en Los hijos de López (1980), versión del éxito televisivo de Hugo Moser, y en Los reyes del sablazo (1983), junto a Jorge Porcel y Alberto Olmedo.

Luego de El telo y la tele (1985), de Hugo Sofovich, llegó la saga comenzada con Los bañeros más locos del mundo (1987), junto a un elenco variopinto integrado por Berugo Carámbula y Gino Renni, entre otros, seguida por Bañeros II, la playa loca (1989), donde se agregó Guillermo Francella, y continuada años después por Bañeros III, todopoderosos (2006) y Bañeros 4: Los rompeolas (2014).

En la vorágine de producir películas con base en éxitos televisivos, los productores lo incluyeron en Brigada explosiva y Brigada explosiva contra los ninjas (ambas de 1986) y Brigada explosiva, misión pirata (2007).

Y en títulos referidos a éxitos extranjeros y con guiones imposibles, como Los matamonstruos en la mansión del terror (1987), Los pilotos más locos del mundo o Los extermineitors (1989), y Extermineitors II, la venganza del dragón (1990), salvados en boletería sólo por Disi y sus compañeros.

Su filmografía continuó con trabajos un poco más refinados en Todas las azafatas van al cielo (2001), La pelea de mi vida (2012), Fermín (2013) o Dulces noches de Buenos Aires (2014), de Carlos F. Borcosque (h), entre otras.

En los teatros de la avenida Corrientes y en las temporadas veraniegas lo persiguieron títulos como ¿Y dónde está el mafioso?, Qué gauchita es mi mucama o La noche de las pistolas frías, junto a piezas más rescatables como El tenor o Querido señor New York.

En TV compuso una exitosa pareja junto a Dorys del Valle, con quienes protagonizaron decenas de comedias; acompañó varios años a Susana Giménez en su sketch "Susana Spadafucile"; brilló en la tira cómica Stress, en la poco delicada Rompeportones y en la serie cómico-musical Los únicos; y hasta participó en algunos episodios de Casados con hijos, junto a un Guillermo Francella, con el que había estado muchos años distanciado.

Anécdotas

Emilio Disi era también muy conocido por ser protagonista de muchas anécdotas teatrales y de filmación en cine y TV, como algunas ocurridas con Guillermo Francella, Alberto Olmedo y Rodolfo Ranni.

El comediante recordaba que durante una gira teatral por el interior de la Argentina, una broma suya, provocó que Ranni dejara de hablarle por seis meses.

El mozo de voz aguardentosa

“Estábamos de gira en un pueblo muy gauchesco y nos viene a atender un mozo bien gauchesco, unas manos enormes, la cara picada de viruela, una voz bien aguardentosa que nos dijo: ‘¿Qué se van a servir?’.

Le pedimos los platos y cuando se va le digo al Tano Ranni: ‘Vas a ver que este mozo es gay’. ‘Pero, Emilio, ¿como vas a saber eso?’, me decía el Tano.

Lo llamo al mozo y le digo: ‘Mozo, acá el señor Ranni dice que usted es puto y yo le digo que no. ¿Es así?’ Se armó un quilombo terrible y el Tano no me habló por seis meses”, relató Disi hace algunos años en el programa radial de Sebastián Wainraich.

Una fiesta con Olmedo... y sus consecuencias

El protagonista de Los extermineitors contó que una temporada veraniega en Mar del Plata, Olmedo le pidió la casa prestada para celebrarle el cumpleaños a su hija.

“Olmedo trajo a sus amigos, estuvieron comiendo hasta cualquier hora. A las cinco de la mañana yo me quería ir a dormir, porque al otro día teníamos función, y el Negro y sus amigos seguían tomando vino. Javier Portales se había ido temprano a su casa. Mi hija ya estaba dormida. Me quedo sin vino y Olmedo le pide a su hijo que vaya a buscar unas botellas de champán al auto. Y siguieron tomando hasta las 11 de la mañana”, relató.

“Me desperté de la siesta, a las cinco de la tarde, con un ataque de hígado terrible, y el médico no me dejó ir a al teatro para actuar. Así que por primera vez en mi vida suspendí la función. Pero después me enteré de que esa noche Olmedo se fue de allí a dormir al teatro donde tenía su obra.

Se durmió en un sillón del decorado y no lo podían despertar. Estaba la gente para la función y Portales le dijo al director: ‘Abrí el telón que yo lo despierto’. Abrieron el telón y veías a Olmedo durmiendo en el sillón.

Portales se acerca y le dice ‘oiga, despiértese, ¿no siente a la gente aplaudiendo? Hay que trabajar, la gente pagó su entrada’. Olmedo se despertó despacio, lo miró a Javier Portales y le dijo:‘Ya escuché, yo estoy acá, pero el otro cobarde suspendió, ¿no?’ Era por mí: ¡se burlaba de mí en la misma función!”

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