El 6 de abril de 1995, en el autódromo de Buenos Aires, Carlos Alberto Reutemann volvió a subirse a una Ferrari en el marco del Gran Premio de Fórmula 1.
La idea fue de Luca di Montezemolo, presidente de Ferrari, junto a Bernie Ecclestone, presidente de la FOCA, que acordaron darle el gusto a los argentinos y al propio Carlos.
“Lole” se fue al box donde lo esperaba la Ferrari de la temporada anterior y con el 11, el mismo número que usó en sus épocas en el "Cavallino Rampante".
“No lo puedo creer… Es una Ferrari de verdad”, exclamó. A los pocos minutos, fotógrafos, camarógrafos, y curiosos, se atropellaban entre sí para registrar un momento histórico.
“Desde que me retiré, giré una sola vez en Le Castellet, en 1986, con un Ligier. No me pareció tan diferente a los autos que yo manejaba. Aunque las bases de conducción son siempre las mismas: cómo entrar a las curvas, cómo frenar… Pero esto es otra cosa. Mi época era muy dura porque era más insegura. Mientras yo corrí, murieron 17 pilotos; no es poco. En los 20 minutos que voy a girar, va a ser imposible darme cuenta de dónde estoy. Entre la caja nueva, los frenos, la potencia, voy a tener un lío bárbaro en la cabeza”, dijo el argentino que se había retirado en 1982.
Con un autódromo colmado, Carlos dió seis vueltas y en la en la última marcó 2m 11s 49/00 y en un hipotético clasificador hubiese quedado 11°, con 53 años y a 13 desde que se había retirado de las pistas.