La Triple Frontera y el terrorismo islámico

La Triple Frontera y el terrorismo islámico
La Triple Frontera y el terrorismo islámico

Se denomina así al espacio geográfico donde  se conjugan los límites y las fronteras de tres países: Argentina, Brasil y Paraguay. Allí están ubicadas tres importantes ciudades: Ciudad del Este, Foz do Iguazú y Puerto Iguazú. Estas ciudades, dispares en cuanto a extensión, cantidad de población, desarrollo urbanístico, comercio, etc. tienen también mucho en común.

Quizá se exagera un poco en lo que respecta a la identidad de las tres, a punto de considerarlas casi como una región geográfica. Se pone mucho énfasis en el multiculturalismo, cuando no es ésta una característica igualitaria de las tres ciudades.

Donde se manifiestan con mayor vigor las características étnicas, culturales, religiosas, comerciales, etc. es en Ciudad del Este. Allí, el contrabando, la droga, la compra y venta de armas, mercadería trucha o de origen dudoso, artículos importados sin imposiciones ni controles de ningún tipo, etc., produce ganancias extraordinarias en relación directa con la menor o mayor falta de escrúpulos con que se actúe.

A lo largo de los años, este espacio geográfico recibió distintas denominaciones, pero la que lo identifica hoy, Triple Frontera -que conlleva una carga de misterio, marginalidad, peligro y amenazas- la recibió en la década de los ’90, cuando además de todas  la características señaladas se comenzó a sospechar de que esa Babilonia de razas, culturas, religiones, lenguas e ilegalidad era también refugio o nidos de otro tipo de alimañas que, en forma de células, dormidas o activas, ocultaba a grupos terroristas islámicos.

Había allí una extensa y acomodada colonia libanesa o siria que albergaba, protegía y sostenía económicamente, con sus jugosas donaciones, producto del contrabando y la clandestinidad, a los grupos terroristas como el Hezbollah del Líbano y otros.

Esta sospecha se acentuó con los criminales atentados contra la Embajada de Israel y, dos años después, a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA).

Estos hechos, a más de 20 años de cometidos, no han podido dilucidarse por el silencio, la complicidad, la desaparición de pruebas que inculpaban desde el presidente Menem hasta el juez Galeano, que tenía a su cargo la causa. Se sabe de la participación de jerarcas iraníes como el ex presidente de aquel país, su embajador en Buenos Aires, el agregado cultural y muchos más.

Por ingenuidad, complicidad o torpeza, el actual gobierno acordó con el de Irán que los acusados serían interrogados por la Justicia argentina; todavía se deben estar riendo entre genuflexión y genuflexión, de las 3 ó 6 veces que deben orar al día.


La yihad islámica: una nueva barbarie sacude al mundo   
Parece imposible, pero es real. Fueron tan inoperantes los servicios de inteligencia que recién cuando la fracción más ortodoxa de este ejército de 20 mil o 30 mil hombres ocuparon buena parte del norte de Irak y del sudeste de Siria, con muchos voluntarios procedentes, incluso, de países occidentales, expulsaron con violencia inusitada a kurdos, cristianos y otros que vivían en esa zona y proclamaron el Estado Islámico. Recién entonces advirtieron el peligro.

Estos yihadistas, a diferencia de otros grupos terroristas, conquistaron primero una base territorial, requisito indispensable para la existencia de un Estado.

Estos pertenecen al grupo mayoritario del islamismo -90%, aproximadamente- (este sector se caracteriza porque además del Corán, se basan en el “sunna”, que involucra el comportamiento o ejemplo de Mahoma y de las primitivas comunidades musulmanas).

El otro grupo importante son los chiítas, residentes principalmente en Irak e Irán, forman alrededor de 10% (partidarios de Alí, yerno y primo de Mahoma y uno de los primeros califas o sucesores de Mahoma).

En general, ¿qué actitud tienen los islámicos con respecto al mundo occidental? Están los que se ajustan y acomodan a su forma de vida, como los turcos, que desde Atatürk, fundador del Estado laico, moderno y progresista, ha mantenido esas características a pesar de tener ahora un gobierno islámico.

Otra tendencia opuesta a la anterior es cerrada, fundamentalista y rechaza como cosa demoníaca la forma de vida moderna y odian a Occidente. Quieren aplicar la ley musulmana o “sharía” en todos los aspectos de la vida.

Acá encontramos la poligamia, la subordinación extrema de la mujer al hombre, sus largos vestidos que la cubren de la cabeza a los pies, con una delgada mirilla frente a los ojos; su escasa o nula participación en la vida pública; son lapidadas cuando se las acusa de adúlteras, les mutilan el órgano sexual femenino para impedirles el goce sexual.

Además matan con total impunidad a quienes se oponen a su “guerra santa”. Total si mueren en la batalla les espera “el paraíso con siete vírgenes”.

La crueldad e impiedad puesta de manifiesto por estos grupos fanatizados del Islam, los yihadistas, casi no registra parangón en Oriente Medio.

Hemos visto en la televisión horrendas escenas de víctimas secuestradas por estos salvajes, a quienes, luego de hacerles leer una acusación a sus gobiernos y haciéndolos responsables de su muerte, son degollados o su cabeza cae bajo el filo de la cimitarra y un río de sangre emana de sus cuerpos.

¿Podemos decir que nos hallamos en el siglo XXI con semejantes escenas de crueldad difundidas al mundo entero? ¿Podemos creer en la paz que predica el Corán? No, más bien considero más acertada la hipótesis del analista de política internacional Hungtinton, que sostiene que las guerras del futuro serán confrontaciones entre civilizaciones, entre Oriente y Occidente, y en ese contexto ubica como rivales a China y al Islam.

Volviendo a la Triple Frontera, diremos que su triste fama alcanzó nivel global luego de los criminales atentados del 11 S, contra el World Trade Center, el Pentágono y un tercer avión que cayó en tierra, cuyo objetivo era la Casa Blanca.

El diario Folha de Sao Paulo aseguró que “los EEUU no tienen dudas de que grupos terroristas usan la región (de la Triple Frontera) para financiarse por medio del contrabando”. Lo mismo opina el subsecretario de Antiterrorismo del Departamento de Estado de aquel país, que hizo referencia a uno de los mecanismos concretos de que se valen para recaudar dinero: “el uso de instituciones de caridad”.

También, el US Naval War College opina que Hezbollah obtendría cerca de 10 millones de dólares anuales de las actividades ilegales realizadas en la Triple Frontera.

En los Estados teocráticos en que gobierna el Islam no hay ni asomo de libertad religiosa, como generosamente ofrece el mundo occidental y cristiano. A su amparo, esta religión se ha extendido por casi todo el mundo, siendo sus acólitos más de mil millones y su prédica, por el convencimiento o por la fuerza.

Globalmente, los Estados islámicos se extienden desde África a Europa y desde allí al Asia. Muchos de ellos son ricos, ya sea por el dominio de vastos recursos petroleros, gasíferos, como Arabia Saudita y los sultanatos del Golfo Pérsico, con su exuberante y ostentosa riqueza plasmada en obras arquitectónicas que asombran al mundo entero, por su originalidad y costo.

En Asia Central, se concentran varios países que formaron parte de la URSS que, por ahora, desarrollan una política de bajo perfil, casi nunca los tenemos en cuenta a pesar de su extensión y situación estratégica, quizá por lo difícil de sus nombres: Kazajstán, Turkmenistán, Uzbekistán, Kirguizistán y Tayikistán.

Todos ellos de religión musulmana sunita. Geográficamente están entre China. Rusia e India.

Muy cerca tenemos -no sé si sólo una fuente recaudadora de dinero- un lugar de entrenamiento para terroristas o células dormidas (se mantienen como en hibernación esperando órdenes para actuar), pero debemos ser precavidos. Para ello existe el instrumento legal necesario, el “Plan de Seguridad para la Triple Frontera”, firmado en 1998 entre los tres gobiernos.

Dicho plan establece la creación de comisiones y acciones específicas para el área. La seguridad y la lucha contra el terrorismo constituye una prioridad por parte de los tres países afectados, así como por los EEUU.

Desde 2002, estos cuatro Estados abordan la evolución de la Triple Frontera en unas cumbres conocidas como Grupo 3+ 1. El objetivo de éstas es fomentar la mutua colaboración, el intercambio de información y la mejora de la eficiencia en la lucha contra las actividades ilegales y el terrorismo.

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