Las olas de calor nuevamente baten récords de temperatura en todo el hemisferio norte, que durante nuestro verano pasó una ola de frío inusual.
Europa sufrió el incendio forestal más mortífero en un siglo, y uno de los 90 grandes incendios en Estados Unidos arrasó con decenas de viviendas y obligó a evacuar a 37.000 personas.
Todo esto es típico del verano boreal, pero agravado por el cambio climático provocado por los seres humanos, dicen los científicos.
"Abundan los fenómenos raros", dijo la climatóloga Jennifer Francis, de la Universidad de Rutgers.
Japón registró 41 grados Celsius el lunes, la temperatura más alta desde que se llevan registros. Noruega, Suecia y Finlandia, países fríos, han sufrido temperaturas superiores a 32 grados.
En lo que va de julio se han igualado o batido 118 récords de calor en distintas partes del globo, según la Administración Nacional del Océano y la Atmósfera.
Las explicaciones suenan tan conocidas como el estruendo de la caída de las plusmarcas.
"Tenemos pruebas contundentes de que el calentamiento global está pesando en la balanza, elevando las probabilidades de fenómenos extremos como el calor grave y las lluvias intensas", dijo el climatólogo Noah Diffenbaugh, de la Universidad de Stanford. "Vemos que el calentamiento global ha incrementado las probabilidades de temperaturas récord en más del 80% del planeta y de eventos lluviosos en la mitad del planeta".
Combustibles fósiles
El mundo se vuelve más cálido debido a la acumulación de gases que atrapan el calor, emitidos por la quema de combustibles fósiles como carbón y petróleo y otras actividades humanas. Y los expertos dicen que la corriente en chorro -un flujo de aire en altura que dicta la temperatura en el hemisferio norte- tiene un comportamiento extraño.
"Desde hace semanas tenemos una corriente en chorro con pliegues inusualmente agudos", dijo Jeff Masters, director del instituto privado Weather Underground. Eso permite que el calor permanezca en los lugares donde están los pliegues: Europa, Japón y el oeste de Estados Unidos.
El mismo patrón de la corriente provocó la ola de calor de 2003 en Europa, la ola de calor y los incendios de 2010 en Rusia, la sequía de 2011 en Texas y Oklahoma y los incendios forestales de 2016 en Canadá, dijo el climatólogo Michael Mann, de la Universidad de Pennsylvania. Estos fenómenos extremos se "vuelven más comunes debido al cambio climático provocado por el hombre y, en particular, el calentamiento ampliado del Ártico".
Los climatólogos dicen desde hace mucho tiempo que para vincular un fenómeno individual, como una ola de calor, con el cambio climático provocado por el hombre se necesitan estudios extensos. En la década pasada han usado observaciones, estadísticas y simulaciones informáticas para calcular si el calentamiento global aumenta la probabilidad de los eventos.
Un estudio de científicos europeos publicado el viernes halló que la ola de calor europea actual tiene el doble de probabilidades de deberse al calentamiento global causado por el hombre, aunque esas conclusiones todavía no han sido verificadas por otros científicos. El equipo World Weather Attribution comparó mediciones de calor de tres días y pronósticos para Holanda, Dinamarca e Irlanda con registros que se remontan a inicios del siglo XX.
"El mundo se vuelve más cálido y las olas de calor como éstas se vuelven más frecuentes", dijo Friederike Otto, integrante del equipo y subdirectora del Instituto de Cambio Ambiental en la Universidad de Oxford.
Erich Fischer, especialista en climas extremos del Instituto Federal de Tecnología en Zurich, quien no participó del estudio, dijo que los autores emplearon métodos consagrados para llegar a sus conclusiones y añadió que "sus cálculos incluso podrían quedarse cortos".
La climatóloga Kim Cobb, de Georgia Tech, dijo que la relación entre el cambio climático y los incendios todavía no resulta tan contundente como en el caso de las olas de calor, pero se está volviendo más clara.
Un incendio devastador en Grecia, con al menos 86 víctimas fatales, es el más mortífero en Europa desde 1900, según la Base de Datos Internacional de Desastres creada por el Centro para la Investigación de la Epidemiología de Desastres en Bruselas.
El primer estudio científico importante que relacionó los gases de invernadero con las olas de calor más fuertes y prolongadas, en 2004, llevaba por título "Olas de calor más intensas, más frecuentes y más prolongadas en el siglo XXI". Su autor, Gerald Meehl, dijo que ahora parece "un pronóstico de lo que ha sucedido y seguirá sucediendo mientras sigan con las emisiones crecientes de gases de invernadero de los combustibles fósiles. No hay misterio".
Bomberos luchan sin descanso
La ola de calor que sofoca a Europa mantiene las temperaturas en niveles cercanos a los récords históricos, mientras los bomberos siguen luchando contra los incendios y las autoridades decretaban la prohibición de hacer barbacoas (asados)
En Grecia, el primer ministro Alexis Tsipras, asumió la responsabilidad política de los devastadores incendios que dejaron al menos 87 muertos, según el último balance.
Alemania soportó temperaturas cercanas a los máximos históricos, con previsiones de casi 39°C.
Los bomberos estaban luchando para controlar los incendios cerca de Fichtenwalde, al suroeste de Berlín, y también se movilizaron en Sajonia-Anhalt.
En Berlín la policía tuvo que utilizar un cañón de agua para regar el amarillento pasto del edificio del parlamento, el Reichstag.
En Estados Unidos el presidente Donald Trump declaró el estado de emergencia en California y ordenó que el Gobierno federal preste asistencia adicional debido al incendio que desde el 23 de julio asuela la región y que ha obligado a las autoridades a evacuar a cerca de 38.000 personas. En San Francisco, las llamas han destruido 500 edificios.
Inusual
Holanda, que en teoría lucha contra el agua, registró 1.143 incendios forestales en los primeros 25 días de julio.
En Suecia las autoridades contabilizaban 17 incendios forestales todavía activos después de otras focos lograran ser sofocados. En algunas regiones meridionales del país, los habitantes sufrieron por el calor a medida que los termómetros rompieran la máxima histórica de 34,6°C .
Los parisinos soportaron apenas los 37°C que alcanzaron los termómetros, pero el viernes la ciudad recibió con alivio la lluvia.
Bélgica decretó alerta por el calor y las previsiones se confirmaron y el 26 de julio fue el día más caliente del registro con una máxima de 34°C, dijo el meteorólogo, David Dehenaw.
Japón marcó la temperatura más alta de su historia.