Dentro de pocas horas se pondrá en circulación el billete de 100 pesos, que viene a reemplazar al de Roca, profundamente ansiado por los que tienen que rebuscárselas para vivir, y su variante, el de Evita, que vale lo mismo en distinta forma.
En este caso la Casa de la Moneda ha optado por poner, como imagen de esta serie, animales autóctonos (casi todos), y así surgieron los billetes con la figura del cóndor, del yaguareté, del hornerito, de la ballena franca y ahora la de la taruca.
Quiero confesarles que no tenía muchos datos sobre la existencia de este bicho, pero parece que existe nomás. Tiene varias denominaciones y pertenece a los hippocamelus antisensis (¡el nombre que fueron a buscar!) y también se lo conoce como venado andino o huemul del norte. Tiene mucho parecido con el huemul que habita en las zonas de la Patagonia, de ahí la comparación.
La taruca es un mamífero en peligro de extinción que habita las montañas del Norte del país. Tiene pelaje espeso de hasta 5 centímetros de largo, con cola color pardo oscuro y con orejas largas y notables. Llega a pesar 65 kilos, se alimenta de plantas rastreras y desde 1996 es una especie declarada Monumento Natural Nacional.
Son, los elegidos, animales autóctonos, aunque no todos porque vaya a saber uno cuál es la residencia habitual de la ballena franca, y la mayoría en peligro de extinción. Salvo el hornerito, que no creo que esté en esa situación, pero los otros sí. En el envés de cada billete hay paisajes que reflejan el hábitat de estos animales y dan una idea de las características de la zona. Todos tienen una simpática mascotita del animal del lado posterior.
Hay gente que está muy de acuerdo con que se defienda de esta manera la fauna original de estas regiones, muchas de cuyas variantes están amenazadas por el avance de la llamada “civilización”. O sea, cuándo no, por el hombre. Ojalá sirva para que se los cuide más y se los proteja.
Pero hay gente que pretende seguir con la serie de los próceres. En este sentido debemos decir que hay algunos próceres que están en discusión en torno a los billetes antiguos, Rosas es uno de ellos; Roca, otro; Mitre, también. Y hasta algunos se animan a mostrar su antipatía por Sarmiento, gloria y honor, honra sin par.
Preferirían ellos que se siga homenajeando a los héroes nacionales y entonces colocar a un Moreno, a un Castelli, a un Las Heras y a otros que dieron lo que tenían porque fuéramos un país libre dentro del concierto de las naciones, un concierto que a veces es ejecutado con varias desafinaciones.
Otros se inclinan por los ídolos populares, entonces proponen que existan billetes con la imagen de Gardel, de Firpo, de Fangio, de Mercedes Sosa, entre otros. Y están los que pretenden rendirles un homenaje a los intelectuales que nos galardonaron con su vida y sus acciones: quiero decir los nobles Cesar Milstein, Federico Leloir, Pérez Esquivel, Bernardo Houssay Saavedra Lamas, a quien muy pocos argentinos recuerdan y es tan Nobel como los otros.
También están los que pretenden hacerle un homenaje a un tipazo como Favaloro (no sé por qué Favaloro no es premio Nobel), por ejemplo, o a algunos escritores de la talla de Ernesto Sábato.
En fin que hay para todos los gustos, pero en este caso la casa de la Moneda se ha inclinado a colocar en los billetes a animales que, como dijimos, están en peligro de extinción. Yo creo que es coherente con la época en la que vivimos porque los que realmente están en peligro de extinción son, precisamente, los billetes.