La suerte le hizo un guiño

Independiente Rivadavia sumó un punto de oro en cancha de Sportivo Italiano. Chacarita marró dos penales y mereció un poco más en la segunda mitad. Gaspar Servio, la gran figura.

La suerte le hizo un guiño
La suerte le hizo un guiño

Puntazo en rodeo ajeno. El 0-0 final se asemeja, y mucho, a un triunfo, porque Independiente Rivadavia hizo un muy buen primer tiempo pero bajó su nivel en el complemento y Chacarita contó con claras ocasiones para desnivelar el duelo en su favor.

¡Si hasta dos penales despilfarró el conjunto “funebrero”! En la previa, jugando a imaginar el encuentro, Pablo Quinteros confiaba que “firmaba el empate si se lo ofrecían”, por la jerarquía del rival y su historia. Por eso, tras el pitazo final de Ariel Penel, de buen arbitraje, los brazos “azules” se alzaron para confirmar que la igualdad era bienvenida.

Lo hecho durante los primeros 30 minutos del capítulo inicial fueron de lo mejor que mostró el conjunto mendocino en lo que va del torneo. Además de ser un equipo compacto, inteligente para defender y práctico para cerrar espacios en la búsqueda de recuperar el balón, agregó un plus en ofensiva que le hizo tener la chance más clara antes del cuarto de hora. Sanfilippo jugó con Aguirre, centro al área y Rearte, sin marcas, con tiempo para definir, se lo perdió.

Más allá de los lamentos, quedaba claro que ése era el camino: toque corto y apertura hacia las bandas. Desde ese movimiento, el once mendocino le rompió los esquemas a Chacarita y casi no pasó sobresaltos. Sin embargo, apenas el mediocampo “azul” comenzó a mostrar signos de desgaste tras la intensa presión alta que ejerció, se vieron los primeros chispazos de fútbol que propone Manso y todo comenzó a cambiar.

Silva debió sacar un balón en la línea que tenía destino de red tras un remate de Zapata y ahí nomás apareció la enorme figura de Servio para contener un penal al mismo delantero. Chacarita cerraba la etapa con una mejor imagen y Quinteros debía tocar el equipo si no quería perder su forma ante la adversidad.

El ingreso de Viscarra por Peralta (lesionado) dejó en claro que ya no iba a verse a un conjunto visitante jugado decididamente en ataque.

El punto comenzaba a ser un negocio a tener en cuenta. Mientras el local seguía siendo más desde el trabajo criterioso de su mediocampo, siempre con Manso como usina generadora de fútbol, la “Lepra” mostró desacoples en la zona media y apostó a defender un poco más atrás, casi en la puerta del área de Servio. En el banco visitante tomaron nota y mandaron a la cancha a Villarreal, quien dio un poco de aire y orden donde más falta hizo.

Pudo ser triunfo “funebrero” tras ese centro que Zapata paró de pecho y tiró por arriba del travesaño y también en ese remate desde los doce pasos tras falta del arquero visitante sobre Aliendro que Paredes lanzó desviado. No había caso; la suerte le guiñó el ojo toda la tarde a Independiente Rivadavia y lo llenó de confianza para lo que vendrá. Ahora hay que mostrar todo esto en casa.

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