Las modificaciones de la ley 7.722 fueron finalmente promulgadas por un gobierno que en campaña pre-electoral prometió tomar cartas en el asunto y entendió que, al ser votado por la mayoría del pueblo, la licencia social estaba aprobada. No obstante, la sociedad se sigue aferrando a ideas como el desierto, el cianuro y el agua para buscar una razón al miedo omitiendo una parte de los datos de una minería que no vemos.
Sudáfrica y Australia son dos buenos ejemplos para exponer el tema del agua. Dos territorios desérticos donde una de sus principales actividades industriales siempre fue la minería.
Sudáfrica, con la sequía más trágica de su historia, no ha dejado de producir metales. En 2015 consumían 236 millones de metros cúbicos para la extracción de metales, siendo este volumen sólo el 5% del total del agua consumida en el país. (1)
Australia, otro gran desierto, consumió durante el período 2008-2009 el 49,6% de su agua para agricultura, 29,5% para consumo humano, 17,3% para industrias en general y sólo un 3,6% para minería, generando con esas cantidades de agua U$S 4 millones en agricultura, U$S 164 millones en industrias (sin considerar hidrocarburos) y U$S 226 millones en minería. (2 y 3)
Sin embargo, no debemos ir tan lejos para estudiar desiertos mineros. La Provincia de San Juan se beneficia de sus ríos que cargan un histórico de 80.000 litros/seg. (Mendoza tiene un histórico de 126.000 litros/seg.) y hoy es la provincia minera por excelencia de nuestro país. Ellos han aprovechado al máximo las condiciones hidrológicas construyendo infraestructura hidráulica con las ganancias de la minería, siendo sólo el 1% del agua de esta provincia utilizada para la industria de los minerales. (4)
En estos términos, Mendoza deberá comprender la importancia técnica de construir obras y hacer uso del artículo 11 de la modificación de la ley 7.722 que destina un porcentaje de regalías a obras de irrigación. Actualmente el 81% del agua mendocina se destina a la agricultura donde el 40% de ese porcentaje se pierde sin sentido.
En cuanto al cianuro (CN), la discusión puede ser un poco más compleja y posiblemente menos conocida. La molécula CN está compuesta por Carbono y Nitrógeno, dos elementos necesarios para la vida, omnipresentes en la atmósfera y en cualquier ser vivo. Altamente inestable en condiciones ácidas y a la radiación UV, las cuales son muy comunes en áreas con minerales, el cianuro se degrada a sustancias inertes, por eso las compañías mineras deben usar circuitos de fluidos donde se preservan ciertas condiciones químicas. Hace décadas que el método de cianuración es considerado uno de los más seguros y con mayor grado de desarrollo para la captación de oro en procesos mineros, usando concentraciones de cianuro de sodio (NaCN) muy bajas (entre 0,01% y 0,05% de cianuro).
El 80% del cianuro producido en el mundo es utilizado en manufactura y para producir plásticos, y sólo el 20% es usado en acotados procesos mineros. En Mendoza la utilización de cianuro podría llegar a ser mínima. (6)
Por nuestra parte también consumimos a diario cianuro en diversos productos. Hay más de 2.000 fuentes naturales de cianuro, entre ellas las semillas de la manzana que tienen entre 500 mg/kg de CN, las del durazno (2.170 mg/kg de CN), y algunos porotos blancos (2.100 mg/kg de CN). La ingesta a partir de 4,6 a 15 mg/kg de cianuro es nocivo para los seres humanos, causando efectos adversos en el sistema nervioso, respiratorio y otros. (7)
Hay más casos registrados por intoxicaciones de cianuro con vegetales, que intoxicaciones del mismo tipo en minería (sólo dos fatalidades registradas en 100 años entre varios países mineros).
La ONU elaboró en 2015 un informe serio con respecto al derrame de la Mina Veladero y determinaron que el cianuro sólo sobrevivió una distancia muy corta comparada con el total de la cuenca sin generar perturbaciones en ambientes donde el consumo del agua o la vida humana y animal se desarrollan con frecuencia, más allá de la importante dilución que tuvo en el volumen total de agua vertido. Este estudio reveló la manipulación que sufrió la información creando miedo y desconcierto en la población. (8 y 9)
Hasta no hace muchos años el vino también era tratado con compuestos cianurados para ciertos procesos de producción, algo que pocas veces se comentó en la discusión familiar del asado de los domingos. Hoy estas prácticas ya no se ocupan en la vinificación.
Sobre el tan temido ácido sulfúrico, simplemente hay que leer los números UN1830, UN1831 y UN1832 obligatorios de identificación de Naciones Unidas ubicados en las placas anaranjadas de los camiones que circulan a diario por las rutas o áreas urbanas de Mendoza, los cuales indican que la carga es justamente Ácido Sulfúrico, usado corrientemente en muchas empresas mendocinas. (10)
En términos económicos es interesante analizar que, en 2015, San Juan produjo 98,5% de las uvas frescas para consumo, el 39% de los mostos, el 15,9% de los vinos y el 49,9% del oro de Argentina. En total la provincia exportó U$S 1.441 millones de los cuales 73,49% le correspondió a la minería, sin dejar de lado el desarrollo de todas las otras actividades industriales y comerciales que ya tenían en marcha. (11)
Durante 2017 debimos darnos cuenta del mal desempeño que teníamos en el marco regional. Mendoza quedó en el puesto número 14 de exportación por cantidad de habitantes con U$S 639/hab., por debajo del promedio nacional que fue de U$S 1.327/hab. Países de la región como Chile exportaron un promedio de U$S 3.802/hab., y México U$S 3.202/hab. en el mismo período.
En 2018 las exportaciones de Mendoza fueron aproximadamente de U$S 1.500 millones sin minería metalífera, indicando lo importante que podría ser nuestra exportación si incluimos la misma cantidad proporcional de exportaciones mineras que tuvo San Juan, quienes por poco nos alcanzan los talones en más de una ocasión.
En el mismo año Chile exportó U$S 34.000 millones únicamente de cobre, mientras que todas las exportaciones minerales (en total) de la Argentina fueron de U$S 3.900 millones, demostrando la desventaja competitiva y la falta de desarrollo en materia minera. (12)
Dejar de lado el potencial que tiene nuestra provincia cuando podríamos ser una de las más pujantes del país solamente por negarnos a entender cuestiones científicas, económicas e industriales, sería una verdadera lástima.
Las rocas que contienen metales en los lugares más recónditos de nuestras montañas, donde ni el turismo ni las personas llegan, no valen nada, no generarán nada y no servirán de nada mientras estén en su lugar sin que nadie les dé valor por medio de un proceso industrial para convertirlas en la materia prima que formará cables, autos, dispositivos electrónicos, herramientas, maquinaria y todo lo que deriva de los productos mineros. La cadena de valor de cualquier producto que tengas frente a tus ojos comienza en la boca de una mina.
La tarea más importante comienza ahora: educar de forma consciente y responsable, explicando cómo otras naciones y provincias con condiciones similares a las nuestras han crecido y evolucionado en el tiempo gracias a esta industria, hasta que veamos los resultados de una minería que todavía no hemos visto.