Se ha celebrado recientemente la creación de la orquesta de la UNCuyo, una fecha histórica en los anales culturales de la provincia. Son 70 años del primer concierto de la orquesta universitaria, hecho singular que se cumplió el 8 de junio de 1948.
Ese acontecimiento se produjo en los desaparecidos estudios de Radio Aconcagua, y fue destacado por Los Andes en su edición del 9 de julio de ese año. ¡Cuántos sonidos, silencios, armonías, melodías y ritmos se han sucedido desde entonces; cuántos directores, desde la batuta fundadora de Julio Perceval, subieron a escena y cuántos intérpretes se ubicaron detrás de los atriles!
Todas esas emociones se vivieron en la velada de hace dos viernes en la conmemoración del 70º aniversario de la agrupación, en el teatro mayor de la Nave Universitaria, con una audición dedicada a Stravinsky, bajo la dirección del venezolano Rodolfo Saglimbeni.
Los desafíos ayer y hoy fueron siempre los mismos: acercar la música a la comunidad, desafiando los imponentes cambios culturales del paso de los años.
Todo comenzó a gestarse poco después de la fundación de la Universidad Nacional de Cuyo (1939), cuando en 1942 el maestro Perceval tuvo la visionaria idea de formar un ensamble sinfónico, contando con el apoyo del Rectorado, hasta convertirlo en 1948 en la orquesta universitaria que conocemos.
Y desde entonces, los mendocinos disfrutamos de una formación de gran nivel, reconocida en el país y en el extranjero, logrando conformar en suelo cuyano, junto con su distinguida colega, la Filarmónica de Mendoza, y otras agrupaciones, un polo musical de extraordinaria relevancia.
Pero, la Orquesta universitaria no está exenta de las dificultades que son comunes a muchas organizaciones culturales, y que el reelegido rector de la UNCuyo, Daniel Pizzi, tomando el guante, admitió en su discurso por el aniversario. Su frase, de cara a los músicos, fue: "Sabemos que aún tenemos deberes que cumplir".
La actualidad presenta un panorama alentador pero desafiante a la vez: el mundo cambió radicalmente y el consumo de cultura ha manifestado mutaciones a las cuales nadie puede quedar ajeno.
Para poder alcanzar esa media tan exigente, la OSUNCuyo requiere consolidar una estructura orgánica y profesional altamente capacitada para enfrentar el desafío. Actualizar la planta estable de músicos debe ser una meta a tener en cuenta, ya que en la actualidad muchos puestos se cubren con personal contratado. Otro aspecto a tener en cuenta es procurar más perfeccionamiento y capacitación para sus integrantes. Es decir que sean adecuadamente remunerados de manera que sus tiempos se dividan entre los ensayos, la capacitación y las actuaciones.
En materia de la locación se ha dado un paso importante al abrirse la sala mayor del complejo universitario, para la cual, y como meta de superación, podría proponerse a futuro la ampliación de la caja acústica, ya que en la actualidad y sin ser un impedimento para la calidad de actuación, los intérpretes lucen un poco apretados en ese espacio físico.
Hay que considerar que el público actual y el venidero, es y será muy exigente. Si bien es cierto que la mejor grabación digital nunca podrá competir con la mágica experiencia interactiva de los conciertos en vivo, estos tendrán que ofrecer un nivel artístico muy alto para que se justifique la movilización del público.
Pero, en este contexto, nos podemos quedar tranquilos porque la OSUNCuyo se proyecta con propuestas claras, y concretas en la búsqueda de alinearse con las nuevas estrategias tendientes a adaptarse a las nuevas demandas de públicos más exigentes en calidad musical y variación en la oferta musical.