El ambiente en la Legislatura mendocina no es bueno. Por el contrario, hay tensión, rigidez de posturas y escaso diálogo. Así se reflejó en la pelea que tuvieron los senadores de los distintos bloques el martes pasado. También lo mostró la caída de la sesión de Diputados que se produjo ayer.
En realidad, nadie sabe -o nadie quiere- explicar con certeza qué fue lo que sucedió. Todos juran que “nada tuvo que ver” con la discusión que los senadores tuvieron un día antes, cuando el oficialismo se negó a tratar pedidos de informes del FpV y éste, a discutir iniciativas oficialistas.
Lo cierto es que una sesión que venía “sin mayores problemas” para concretarse, no logró ni siquiera empezar.
Sólo había un par de leyes de expropiación de terrenos a tratar, que habían sido acordadas en la comisión de Labor Parlamentaria. También había algunos proyectos de resolución, que tal vez podrían generar alguna rispidez entre los bloques.
Por un lado, el PJ quería hacer un pedido de informes por lo sucedido en el Hipódromo el domingo pasado (la protesta de ATE que terminó en agresiones y heridos). El oficialismo buscaba declarar un repudio generalizado a la agresión de Raquel Blas al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, en el Carrusel.
Todo ocurrió después del homenaje a las mujeres. Cerca del mediodía, y ante la necesidad de discutir algunos temas puntuales, la Cámara baja entró en cuarto intermedio, a pedido del PJ.
“Necesitábamos mirar algunos de los proyectos a discutir en el recinto”, señaló la presidenta del bloque Frente para la Victoria, Silvia Ramos, sorprendida por la caída. “A los pocos minutos vimos que la sesión había terminado”, agregó.
Tras los tres llamados de rigor, campanilla mediante, que hizo el presidente de la cámara, el radical Néstor Parés, la sesión estuvo a punto de comenzar “con un número ajustado”, como se dijo.
“Éramos 23 más los 4 del FIT”, destacó el titular del bloque UCR, César Biffi. “Cuando estábamos por empezar, los del FIT se fueron y quedamos sin quórum”, añadió el experimentado legislador.
Para que haya quórum en esta Cámara, se necesitan 25 diputados sentados, justo los que tiene el oficialismo de Cambia Mendoza. Aunque en esta oportunidad no logró reunirlo.
Se dice que uno de sus miembros andaba en la zona de Presidencia, sin bajar al recinto. Tampoco estaba el rivadaviense Ricardo Manzur, que se había ido “a un velorio”, se explicó. Aunque a los pocos minutos de que terminara la frustrada sesión, apareció en el edificio. “No sabía que volvía”, dijo al respecto Parés.
Más allá de esto, en los corrillos legislativos no fueron pocos los que atribuyeron al justicialismo y a sus conflictos internos la demora en iniciar y hasta la propia caída de la sesión.
“Si el PJ no viene a dar quórum, no lo vamos a dar nosotros”, señaló Héctor Fresina (FIT). El referente del Partido Obrero justificó además su actitud en que no podían quedarse “cuando iban a repudiar a Raquel Blas”, que milita en esa fuerza y hasta fue candidata el año pasado.
Otra versión indica que el PJ buscaba que se le aprobara el pedido de informe sobre el Hipódromo y ellos votarían a favor del repudio a Blas. Pero nadie confirmó la negociación ni la versión.
Ramos, en tanto, descartó cualquier especulación y dijo que hablará con Parés “para pedirle una explicación de por qué se terminó la sesión”, aduciendo que no les avisaron que debían ir al recinto.
De todos modos, implícitamente, la diputada sanrafaelina reconoció las fisuras internas en su bloque. “Tienen que entender que estamos en momentos complejos y lo único que pedimos fueron 20 minutos para ordenar los temas”, argumentó para explicar la demora.