Del “optimismo” al “estamos complicados”, el Frente para la Victoria (FpV) local vio derrumbarse ayer, una vez más, las posibilidades de festejar una elección. El derrotero para el partido de gobierno se fue anticipando desde los boca de urna hasta llegar a los números del escrutinio provisorio, que dieron la magnitud de la séptima debacle justicialista.
La primera derrota fue la del gobernador Francisco Pérez, quien, en lo concreto, se quedó sin poder ser parlamentario del Mercosur por Mendoza, cargo por el que peleó desde el último tramo de la boleta y sin aparecer en la campaña. Con el 98% de las mesas contadas, sacó 29,50% de votos contra el 41,94 que sacó Gabriel Fidel. El primer mandatario marcó un punto de corte y fue el candidato menos votado de su lista, sin poder llegar a los 300 mil votos.
Pero en un plano más general, en su partido lo señalaron como el responsable del presente del peronismo. Quien es también presidente del Partido Justicialista votó al mediodía y hacia las 18 de ayer viajó junto a su vice, Carlos Ciurca, a Buenos Aires, para estar presente en el búnker de Daniel Scioli.
“Cada uno sabe sus responsabilidades”, dijeron, indulgentemente, los pocos dirigentes que ayer estuvieron en el búnker y que cuestionaron tanto la ausencia como la cadena de desaciertos de Pérez. Las más críticas fueron Patricia Fadel, directora mendocina del
Banco Nación, y Anabel Fernández Sagasti, quien entró como senadora nacional.
“Dentro del FpV y el peronismo vamos a tener un debate muy profundo, que lo hemos venido trasladando por las elecciones. Yo quiero ser protagonista porque el pueblo de Mendoza y el FpV me han puesto como candidata. Queremos discutir el peronismo que viene y cuál va a ser su cara, si es un peronismo cerca de los militantes o un peronismo que está lejos y no puede salir a la calle”, cuestionó Fernández Sagasti.
En realidad, fueron varias las derrotas del justicialismo. En el mejor de los casos, se esperaba que Daniel Scioli sea el candidato a presidente más votado en Mendoza y que la diferencia lo salvara del balotaje. Nada de esto sucedió y el búnker que se preparó para festejarlo quedó intacto.
En Mendoza, el presidenciable quedó debajo de Mauricio Macri, con 31,3% de votos contra el 40,84%.
En la definición provincial, el FpV logró tres bancas: la referente de La Cámpora, Fernández Sagasti, ingresó como senadora nacional, aunque Omar Félix, segundo en la lista, quedó afuera de esta posibilidad. Rubén Miranda (intendente de Las Heras) y Guillermo Carmona entraron como diputados nacionales.
Un búnker desolado, sin marchita ni militantes
El búnker que el FpV preparó para esperar los resultados fue un síntoma más de la derrota. El lugar elegido, casi sobre la hora y en medio de las indefiniciones de una campaña que no tuvo un jefe, fue el salón Báltico, un lugar que ya ha presenciado actos justicialistas.
Pero a diferencia de otras oportunidades, ayer no hubo una gran convocatoria ni la tradicional marcha peronista. Menos festejos. Sólo algunos carteles de Daniel Scioli, Anabel Fernández Sagasti, Rubén Miranda y Lía Álvarez. ¿Quién faltó? Francisco Pérez, de quien no hubo ni siquiera imágenes pegadas en las paredes.
Los demás fueron periodistas que circularon por el salón a la espera de dirigentes que, a medida que fueron llegando, se "atrincheraron" en un salón que está enfrente. Por eso, la escena se trasladó a la calle, que estuvo cortada para los militantes que tampoco llegaron.
Allí dieron sus declaraciones los pocos que llegaron. Entre ellos, Carmona, Miranda, y algunos ministros.
En un momento de la noche, Fernández Sagasti se bajó de un auto, habló con los medios, y sin ningún otro contacto, se fue a Godoy Cruz, en donde dijo estar con los militantes que la acompañaron en las elecciones. “Es el lugar al que pertenezco”, señaló y se fue.
