La sentencia que duele: “Pronto tendremos un desierto sin hombres de campo”

Una nota de Los Andes encendió el debate en torno a la figura del puestero, por el éxodo a la ciudad de familias que vivían en la montaña.

La sentencia que duele: “Pronto tendremos un desierto sin hombres de campo”
La sentencia que duele: “Pronto tendremos un desierto sin hombres de campo”

“Se está sobreprotegiendo a la fauna y desplazando al puestero nativo. No saben ni tienen planes para poblar nuestras zonas de montaña. El puestero no es un depredador, y si por allí elimina un bicho es sólo por defender su capital y familia, como lo haría cualquier hombre de ciudad”, expresa Ramón Zotelo.

Este ingeniero en Petróleo -nacido y criado en los campos al sur de Pareditas- compartió su reflexión y enojo a raíz de la historia de Los Salinas, la última familia de puesteros en Laguna del Diamante. La misma fue publicada días atrás por Los Andes y encendió el debate sobre el éxodo de las familias que debieron emigrar a la ciudad, abandonando sus oficios y su vida de montaña.

“Si seguimos así, pronto tendremos un desierto sin hombres de campo”, afirma Zotelo, que tiene una visión muy crítica sobre los actuales planes de manejo de las zonas áridas y las reservas naturales, que dejan al margen a los antiguos pobladores de estas regiones.

Don Zotelo tiene 62 años y guarda los mejores recuerdos de su infancia en el puesto paterno y de las mañanas en que andaba kilómetros a caballo para asistir a la ya “desaparecida  escuelita de Los Alamitos”.

Siempre estuvo en contacto con la gente de los puestos y su gran sorpresa fue, meses atrás, cuando volvió a su terruño en busca de un “chivato para asar en las Fiestas”. Su infructífero recorrido por la zona le permitió caer en la cuenta del “panorama desolador” que ha dejado el éxodo de familias en el lugar.

Los puestos ‘Los Toldos’, ‘El Pial’, ‘Del Bajo’ y ‘Zotelino’ (que antiguamente era de su familia) “están abandonados y otros semiabandonados”. Pero su triste registro continúa con las veranadas en plena cordillera, como los reales ‘Las Lajas’, ‘Borbaran’, ‘Piedra colorada’ y ‘De los Vallos.

El ingeniero descartó que la emigración se deba a que los jóvenes “siguen las luces y tecnología de la ciudad”. “En un puesto encontré a una chica joven y educada, que es técnica agropecuaria y trabaja en  Eugenio Bustos en la semana. Todos los chicos tienen su celular, TV, viajan los fines de semana a las ciudades y suben ak cerro a hablar con la novia o los amigos”, expuso.

“La verdadera causa de la emigración de viejos y jóvenes es que, donde antes  pastaban majadas de más de miles de ovejas, piños de 500 cabras, donde en las ciénagas había bandadas de ganzos caseros.. hoy tristemente reina el zorro, el puma, el chiñe”, lanzó el hombre sobre las medidas que tildó de “sobreproteccionistas”.

Abrir el debate

La historia de los Salinas y las peripecias que realizan para resistir con su veranada en la Laguna del Diamante invita a repensar la figura del puestero, que ha tenido que emigrar o adaptarse a los nuevos tiempos. El aumento de controles y exigencias para los crianceros y la falta de un debate serio y definitivo sobre el uso y destino de la zona de montaña aparecen como algunas de las puntas este ovillo.

“¿Cómo algún iluminado puede prohibirle tener su perro pastor?”, se preguntó Zotelo, “es como si a un viajante de comercio le quitases su vehículo con la excusa que contamina”, ironizó en referencia a la situación de Nelson Salinas.

Algunas de las críticas de don Zotelo son habituales entre la gente de campo.  Se quejó de las actas judiciales que enfrentan por matar un puma en defensa de sus cabras o los “mil trámites burocráticos” que deben hacer en Ciudad para ser escuchados o que los animales de cría no puedan comer el pasto “que se reserva para los guanacos barrigones, a los que les queda ya poco de salvajes”.

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