Gracias a otro golazo de Lionel Messi, Argentina ya tiene un lugar en los octavos de final del Mundial al vencer en tiempo de descuento a Irán 1-0 luego de otra frustrante actuación del equipo.
Ni siquiera Messi había podido cortar el entramado que hilvanó inteligentemente el entrenador portugués Carlos Queiroz y que el once iraní, con sus limitaciones a cuestas, obedeció al pie de la letra.
Pero cuando se disparaba medio minuto de los 45 reglamentarios, Messi recibió un rechazo en el vértice derecho del área grande, justo para su perfil, abrió su pie izquierdo y le dio una comba perfecta que dibujó por fuera de la silueta del arquero Alireza Haghighi y la pelota se metió junto a un palo.
Como ante Bosnia aunque en un momento más emotivo del partido, Messi le dio la victoria a un equipo que todavía no apareció en este Mundial, y que si sigue siendo candidato cada vez más lo es por este célebre rosarino.
Estalló entonces el Mineirao con unas 50 mil personas aunque más de la mitad hinchando por Argentina, que había sufrido todo el partido sin poder salir del laberinto que le formaron once defensores que se movieron como maquinaria sin que hiciera falta una marca personal sobre Messi o los otros astros que tiene el equipo de Alejandro Sabella.
Esta vez no hubo vuelta con las tácticas ni con las figuras, porque Argentina tuvo el cielo entoldado y ninguna estrella se vio en su firmamento. Ni que hablar con los dos hombres más adelantados. Gonzalo Higuaín y Sergio Agüero sólo una vez se encontraron y el remate del atacante del Manchester City fue descolgado con mano cambiada por el arquero Haghighi, quien respondió eficientemente en todas las que intervino, hasta que apareció el guante aterciopelado que tiene en su pie izquierdo.
Higuaín tuvo una de las peores tardes que se le recuerden con esta camiseta. Tuvo una sola a disposición tras un magistral pase externo de Gago, pero perdió en el mano a mano ante el arquero.
Si a Messi se le podía reconocer algo, fue el haber ido a buscar la pelota hasta los tres cuartos, pero con el riesgo de sumar otro marcador, porque fue el incansable Hagi Safi el primero que iba a buscarlo y luego lo tomaban en zona con Nekounan o Timotian.
Tan mal jugaron los dos delanteros que Sabella a falta de quince minutos intentó con Lavezzi y Palacio, pero Argentina, con el abanico de defensores enfrente, buscó mediante centros en los que dominaron los iraníes.
A ese juego debió ir Argentina ante su impotencia cuando había sido Irán el que había apostado las pocas fichas de ataque a centros de Dejaghan para la cabeza de Jalal Hosseini, dos veces ganador en la altura en el primer tiempo.
Inclusive en el segundo tiempo, Irán tuvo la más clara con una contra que inició Montazeri, se la dio a Shojaei, uno de los que mejor manejan la pelota, abrió otra vez a Montazeri y el único delantero punta Reza Ghoochannejad anticipó a Fernández en el cabezazo y Romero salvó a los manotazos.
Antes del final, Ghoochannejad tuvo otra contra ganándole a los relevos y otra vez Romero tuvo que salvar las papas.
Messi estuvo fastidioso por no poder encontrar el espacio ni a sus compañeros para asociarse y solo había tenido chances por un par de tiros libres y una contra en la que entró frontal hasta la puerta del área pero el remate se fue desviado,.
Tal como había anunciado Queiroz, este iba era el partido más importante de la historia para el seleccionado de Irán y así lo era cuando se moría el partido, pero apareció Messi arruinando su fiesta e instalando a la Argentina en la próxima ronda, aunque el equipo no haya aparecido aún.