La segunda Presidencia de Roca

El próximo domingo se cumple el centenario del fallecimiento de Julio Argentino Roca. Esta segunda nota, de una serie mayor, nos habla de sus últimos años en la política nacional.

La segunda Presidencia de Roca
La segunda Presidencia de Roca

Sarmiento dijo a Roca al finalizar su primera presidencia, que asumió a los 37 años, “Yo no me oponía a su candidatura porque lo creyera a usted desprovisto de condiciones y aptitudes para la presidencia. Me oponía en razón de su poca edad, pensando qué haría usted al término de su mandato”. La respuesta suficiente del general Roca fue: “¿Qué haría yo? Pues aspirar a que me eligieran de nuevo en la primera oportunidad”.

Julio Roca rechazó toda tentación de reelección inmediata pero sin duda aspiró a regresar al poder al término del mandato de Juárez Celman, pero su sucesor trató de erosionar su influencia llevando a la crisis al partido Autonomista Nacional, la fuerza política forjada por Roca desde Río Cuarto y pensada como la herramienta para imponer el orden, superar viejas antinomias y emprender la senda de la modernización del país.

Roca forjó una coalición de provincias sobre la base de sus condiscípulos del Colegio de la Concepción del Uruguay, los viejos federales que se quedaron sin jefatura con la declinación política de Urquiza, los partícipes de la revolución de los colorados, los jóvenes del país hartos de viejas querellas y los alsinistas de Buenos Aires, donde militaban Carlos Pellegrini, Hipólito Yrigoyen y Bernardo de Irigoyen que no renegaba de sus antecedentes rosistas. Para compensar le ofreció la vicepresidencia al porteño y viejo unitario Eduardo Madero.

La crisis política del noventa lo obligó a dejar sus aspiraciones de un segundo período presidencial y la inestabilidad política que se sucede hasta la renuncia en 1894 de Luis Sáenz Peña, le resta influencia en varias provincias.

El conflicto con Chile sobre la interpretación del tratado de 1881 le abre la oportunidad de volver al poder, facilitada por la grandeza de Carlos Pellegrini, que renuncia a una postulación segura diciendo: “Sólo Roca puede evitar la guerra y darnos una paz honorable o solamente él nos puede dar la victoria si la guerra es inevitable”.

También Hipólito Yrigoyen juega un papel importante, pues el mitrismo le ofrece la candidatura presidencial al radicalismo, a cambio de su apoyo para los comicios de la gobernación de la provincia de Buenos Aires, arreglo que el futuro líder radical obstruye, facilitando la nueva presidencia del estadista tucumano.

Como militar que estuvo en decenas de batallas y combates, Roca siempre evitó la guerra, pues confiaba en que la mejor disuasión para evitar agresiones de los vecinos era fortalecer económicamente al país, su progreso material. Como le dijo a un diplomático chileno: “Si ustedes compran un acorazado, nosotros compraremos dos; y si ustedes adquieren dos, nosotros compraremos cuatro”.

Soluciona los problemas con Chile y fortalece las relaciones con Brasil. Moderniza la flota de mar inaugurando la Base Naval de Puerto Belgrano. Funda la Escuela Superior de Guerra y establece el servicio militar obligatorio. Hace prolongar el ferrocarril a Zapala pues el teatro de operaciones, si estallaba el conflicto, sería la frontera de Neuquén.

En materia monetaria se crea el peso moneda nacional, con respaldo oro convertible, que mantuvo su valor hasta 1946 y fue remplazado en 1969.

Intenta canjear la deuda para disminuir el costo de los servicios, pero la opinión porteña enfrenta el proyecto y su retiro inconsulto le cuesta la amistad con Pellegrini, impulsor de la iniciativa llevando a la crisis a su partido.

En su presidencia se crean, previa reforma constitucional, los ministerios de Obras Públicas, Agricultura y Ganadería y el de Marina. En Obras Públicas se desempeña durante todo su mandato el dos veces gobernador de Mendoza, Emilio Civit. Como dijera Roca en su último mensaje, no hay rincón del país donde no se haya construido una escuela, un puente, un ramal ferroviario, un muelle, una cañería de agua. Los ferrocarriles pasan de 18 mil a casi 25 mil kilómetros y el telégrafo a cincuenta mil kilómetros llegando al cabo Vírgenes, en Tierra del Fuego.

Además de solucionar los problemas limítrofes se elabora la doctrina Drago, por su canciller, que se impondrá tiempo después en La Haya. La misma establece que los países acreedores no pueden usar la fuerza militar para cobrar los préstamos otorgados por sus banqueros. Este tema se plantea a raíz de la agresión sufrida por Venezuela de una flota europea.

Establece la presencia argentina en las Orcadas, primera base permanente en ese continente y reclama la soberanía en las islas Malvinas, actitud tomada por primera vez en su primera presidencia.

Roca intenta profundas reformas políticas y sociales pero ha perdido poder en relación con su primera presidencia. Fracasa por dos votos en la Cámara de Diputados en aprobar la Ley de Divorcio, al que se opone tenazmente un comprovinciano suyo, el doctor Ernesto Padilla, fundador de la Universidad de Tucumán. También propone el presidente Roca dar el voto a los extranjeros casados con argentinas o con propiedades en el país, pero es visto como un atentado al criollismo. Logra aprobar la adopción del sistema de circunscripciones que posibilita la elección de varios opositores al Congreso, entre ellos Alfredo Palacios.

Establece la Caja de Jubilaciones para el personal del Estado Nacional y la Caja de los empleados y obreros de la Municipalidad de Buenos Aires y remite el Código de Trabajo, elaborado por una Comisión presidida por Joaquín V. González en base al estudio sobre las condiciones de trabajo elaborado por Bialet Massé. Ese proyecto instalaba el estado de bienestar a principios del siglo XX; no fue tratado y solamente se aprobó la creación de las Direcciones Nacionales del Trabajo y la de Higiene, antecedentes de los ministerios de Trabajo y de Salud Pública. Recién cuarenta años después otro militar exitoso, Perón, ejecutaba un programa transformador reconociendo los derechos de las clases trabajadoras.

Fundó establecimientos terciarios y secundarios con salida laboral, como la Escuela Agrícola de Mendoza o el Colegio Industrial Otto Krause, pero no pudo imponer la reforma educativa de su ministro Osvaldo Magnasco que transformaba gran parte de los colegios nacionales en establecimientos con salida laboral y formación técnica.

Roca no pudo imponer un sucesor. Su intento de recuperar protagonismo fue frustrado por Figueroa Alcorta.
Unió al país con la promoción de los ferrocarriles y los telégrafos, terminó con las milicias provinciales, que eran ejércitos personales, y posibilitó el desarrollo de las economías regionales.

La llegada del ferrocarril a Mendoza y San Juan, transformó a Cuyo. La vitivinicultura es fruto de sus políticas, como la azucarera en el noroeste.

En Mendoza, personajes como Elías Villanueva, Francisco Civit, el general Ortega, Tiburcio Benegas fueron sus partidarios, más allá de las querellas entre ellos. Sin duda Emilio Civit fue el gran protagonista nacional. Mendoza tuvo dos grandes figuras de trascendencia nacional en el siglo XIX: uno fue Lucas González, político, empresario y pionero de múltiples emprendimientos. El otro fue Emilio Civit.

El último servicio de Roca a la Nación fue su misión al Brasil, para terminar con las fricciones provocadas por una carrera armamntista. Fue un gesto del presidente Roque Sáenz Peña, su adversario, que sobrepuso los intereses nacionales por sobre los resentimientos personales. Así se reconciliaron.

Ambos estadistas nos legaron dos grandes leyes: la 1420 de educación y la ley electoral. Así logramos distinguirnos en la región por nuestros éxitos.

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