El delicado enfrentamiento diplomático entre Chile y Bolivia debido al centenario pedido de este último por una salida al mar, va a ser un tema tabú para el Papa Francisco durante su visita a Chile en enero.
“El gobierno de Chile pide a toda persona que se abstenga de opinar hasta que se pronuncie el tribunal de La Haya", un fallo que saldrá a finales de 2018, indicó ayer martes en una rueda de prensa el embajador de Chile ante la Santa Sede, Mariano Fernández, ex ministro de Relaciones Exteriores.
“Eso lo pedimos no sólo al Papa sino a toda persona, a los amigos, a la opinión pública, que no se pronuncien hasta el fallo, que cumpliremos rigurosamente, sea cual sea”, agregó el veterano diplomático, que estuvo a cargo por diez años del diálogo con Bolivia.
“La Santa Sede comprende perfectamente eso y no se ha pronunciado sobre ese tema desde la intervención del Papa en Bolivia”, reconoció Fernández.
El presidente boliviano Evo Morales demandó en 2013 a Chile ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ).
Bolivia perdió en la segunda mitad del Siglo XIX, luego de una guerra con Chile, 400 kilómetros de costa y 120.000 km2 de territorio que lo privaron de un acceso al mar.
Durante su viaje a Bolivia en 2015, el papa Francisco consideró que “el diálogo es indispensable” entre los dos países y abogó por soluciones “compartidas, razonables, equitativas y duraderas” tras reconocer que el anhelo de Bolivia es justo.
“Yo no quisiera que la visita se centre en el problema con Bolivia. Eso me da temor, porque si se pronuncia el Papa, queda inhabilitado para ser mediador”, comentó por su parte el religioso jesuita Fernando Montes, ex superior de la Compañía de Jesús en Chile y compañero de estudios de Jorge Bergoglio.
“Queremos que la visita se centre sobre otros temas, como la justicia, la falta de confianza dentro de la sociedad, los problemas internos de la iglesia”, comentó el jesuita que mencionó también temas como la creciente migración, el conflicto con la etnia mapuche y las diferencias sociales.
“Chile conquistó en el siglo XIX el territorio mapuche, arrasó su cultura, su lenguaje, con la idea de soberanía, y eso lo pagamos ahora”, explicó monseñor Montes.
“A Chile le ha costado aceptar que es un país mestizo. Un estudio genético muestra que el 80% de la población por vía de la madre tiene origen indígena”, aclaró Baranda.
“Nuestro problema es cómo incorporar una nación, un idioma distinto. Ojalá el papa Francisco nos ayude a integrar y ver ese problema”, comentó Montes.
Pocos días después de que se anunciara este año la visita del Papa argentino, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet pidió perdón en nombre del Estado chileno por los “errores” y los “horrores” cometidos o tolerados por las autoridades contra los indígenas, un gesto importante a favor de su reconocimiento.