El senador Federico Pinedo despertó la curiosidad popular al ejercer unas horas la Presidencia y entregar, al presidente electo Macri, el bastón y la banda.
Muchos memoriosos saben que es nieto de una de las figuras más importantes del siglo pasado, el tres veces ministro de Hacienda de los presidentes: Agustín P. Justo, Ramón Castillo y José María Guido.
En la familia de Pinedo hay, desde hace muchas generaciones, antecesores con protagonismo público. El padre del senador presidió, en los sesenta, el bloque de diputados provinciales de la Unión Conservadora de la provincia de Buenos Aires.
El primer Pinedo en llegar a estas regiones fue el general de origen vasco Agustín Fernando de Pinedo, nombrado gobernador del Paraguay entre 1774 y 1778. Su hijo, Agustín José de Pinedo, alcanzó el grado de coronel en los ejércitos del rey de España.
Las circunstancias lo llevarán a enfrentar a su hijo, oficial en los ejércitos de la Independencia, hecho bastante frecuente en esos años revolucionarios. Nos referimos al general Agustín Pinedo, que ingresa al Ejército antes de las invasiones inglesas, en las que lucha en Montevideo y participa en los dos sitios de la misma luego de 1810 y de la toma de la ciudad por Carlos de Alvear.
El general Pinedo encabeza las fuerzas que sitian a la ciudad de Buenos Aires con la gente de los suburbios, en la llamada Revolución de los Restauradores, que concluirá con el gobierno del general Juan Ramón Balcarce y los federales “Lomos Negros” preparando el retorno de Rosas al poder. En Caseros comanda una de las alas del ejército de Buenos Aires. Fallece al emprender la retirada luego de la derrota.
Su nieto, Federico Pinedo será un importante abogado, socio en su estudio de Carlos Pellegrini y Roque Sáenz Peña. A principios de 1893 es nombrado intendente de la Ciudad de Buenos Aires hasta fines de 1894. Finaliza las obras de la avenida de Mayo; adquiere la quinta de Gregorio Lezama, que habilita como parque público; inicia el hospital de infecciosos (el Dr. Muñiz). Será ministro de Justicia e Instrucción Pública entre 1897 y 1907 y varias veces diputado nacional.
Como diputado tiene un fuerte protagonismo en el debate propugnando la sanción de la Ley de divorcio en 1902, moción derrotada por dos votos, y en impulsar el Código del Trabajo del presidente Roca y su ministro, Joaquín V. González.
Casado con Magdalena Saavedra, descendiente del presidente de la Primera Junta, tiene seis hijos. Uno de ellos será el estadista Federico Pinedo. Graduado de abogado antes de los veinte años, lector del Capital de Marx en su idioma original, visitó varias veces Alemania donde se relacionó con los referentes del socialismo. Fue diputado nacional por el Partido Socialista y luego por el Socialismo Independiente que fundara con su amigo Antonio Di Tomaso, otro extraordinario político hijo de un zapatero remendón italiano.
Pinedo, si bien apoyó la revolución del treinta, fue opositor a Uriburu y formó parte de la conformación de la Concordancia que llevó al poder al ingeniero y general Justo, al vencer al binomio De La Torre - Repetto, que contaban con pocos votos fuera de la Capital y Santa Fe, triunfo facilitado por la abstención del radicalismo.
Pinedo es designado ministro de Hacienda al año siguiente de iniciar Justo su presidencia, en medio de la mayor crisis mundial del capitalismo y agravada por las políticas recesivas del ministro anterior, el ortodoxo Alberto Hueyo.
Pinedo, con un equipo de jóvenes entre los que se destaca Raúl Prebisch, Máximo Alemán, Félix Weil, Ernesto Malaccorto, funda el Banco Central, establece el impuesto a los réditos, unifica los impuestos internos, logra bajar el peso de la deuda y establece precios mínimos a la producción agrícola. Financia un gran programa de construcción caminera y se expanden los ferrocarriles del Estado. Se inicia así una etapa de crecimiento que durará hasta 1948 y el PBI industrial se duplica entre 1933 a 1939 junto con el número de obreros que de cuatrocientos mil pasan al millón.
Pinedo aplica políticas muy similares a las expuestas por lord Keynes dos años después en su famoso libro. No habrá déficit fiscal ni inflación. La economía argentina se recupera antes que la estadounidense.
Retirado del gobierno, en diciembre de 1935, es llamado nuevamente al gabinete por Ramón Castillo en agosto de 1940 junto con Julio Roca, que será canciller. Pinedo presentará al Congreso un programa amplio para promover la industria, un mercado común con Brasil y Chile y un programa de financiación para que los obreros puedan construir sus viviendas dignas.
Pinedo tenía claro que la Argentina en la Guerra Mundial tenía que estar más cerca de las democracias. También advirtió sobre la decadencia británica y lo que ello implicaba para nuestro desarrollo. Fortalecer la democracia terminando con el fraude era otra premisa de Pinedo. Para concretar estas metas se entrevista con Alvear, quien acoge con simpatía la iniciativa pero tanto en el radicalismo, como en el oficialismo, los facciosos y los mezquinos hacen fracasar este programa, llevando a Pinedo y a Roca a renunciar.
Félix Weil, el mecenas de la escuela de Frankfurt, usina intelectual y cultural del socialismo alemán, escribe en 1944, en los Estados Unidos, en su libro “El Enigma Argentino” que Federico Pinedo es el Franklin Roosevelt argentino, el único dirigente capaz de llevar al país a la modernización de sus estructuras.
Durante el peronismo, Pinedo colabora con el Partido Demócrata y redacta numerosos ensayos sobre cuestiones políticas y económicas. En 1953, encarcelado por Perón, escribe una larga carta al gobierno, buscando la paz entre los argentinos y bregando por mejor convivencia entre gobierno y oposición, descartando salidas violentas.
En 1961 colabora con el presidente Frondizi en la solución del problema energético de Buenos Aires. Se forma Segba que por largo tiempo proveerá de energía al área metropolitana. Será ministro por tercera vez designado por el presidente José María Guido. Renuncia a los quince días al clausurar el presidente el Congreso. No quería ser ministro de un gobierno sin Congreso. Nunca aceptó cargos en gobiernos de facto.
Estuvo activo hasta su muerte, en agosto de 1971, semanas después del homenaje, por sus setenta y cinco años, en el que estuvo presente el que esto escribe, promovido por personalidades de distintos ámbitos políticos, académicos y profesionales. En el último reportaje, le preguntaron por qué se afilió al Partido Socialista a pesar de su origen social. Pinedo dijo, “porque creía y sigo creyendo que el país necesita profundas reformas”.
El senador Pinedo tiene, además, por su madre Sofía de Laferrére, antecedentes políticos. Fue presidenta de Conciencia y dirigente de los conservadores de Buenos Aires y su abuelo Alfonso de Laferrére se desempeñó como canciller en el gobierno de Aramburu y jefe de editoriales de La Nación y La Prensa.
Para finalizar, una anécdota personal. Quien esto escribe circulaba por los pasillos de la sede donde sesionaba la Convención Constituyente de 1994 para participar de una reunión de dirigentes de partidos de centro junto al actual senador Pinedo. Al encontrarnos de repente con Antonio Cafiero le presenté al entonces joven Pinedo. Cafiero al darle la mano le dice: “¡Cómo lo atacábamos a su abuelo! Pensar que él tenía razón en el 90% de lo que decía”.
* Autor del Libro "Federico Pinedo, Político y Economista"