La llegada del verano y la apertura del túnel internacional Cristo Redentor las 24 horas tienen a la Policía mendocina y a sus pares chilenos en alerta: los sabuesos saben que durante este período aumenta el paso de drogas por la frontera. Un kilo de marihuana llega a valer 155 veces más desde que sale de Paraguay, pasa por la provincia y llega al país trasandino. La extraordinaria ganancia tienta a más de uno ya que la sustancia incrementa su valor en un 15.000 por ciento.
Ayer en Uspallata, policías de Mendoza se reunieron con representantes de la Policía de Investigaciones de Chile (PDI) para coordinar acciones de colaboración conjunta en la lucha contra el delito y el narcotráfico en ambos países.
Los investigadores de uno y otro lado de la frontera aprovechan este tipo de reuniones para actualizar sus métodos de investigación y ponerse al tanto de las modalidades que utilizan los narcos para burlar los controles fronterizos y llevar su mercadería a Chile.
El circuito es generalmente el mismo, según explicó a Los Andes el titular de la Dirección General de Lucha contra el Nacotráfico, comisario Roberto Acosta. Al no ser un país productor de marihuana, en Chile "dependen" de que esa sustancia llegue desde Paraguay. Y Mendoza se convierte en el paso obligado de los estupefacientes en ese circuito.
En la frontera, la mayor cantidad de decomisos son de marihuana. La cocaína u otras sustancias no son tan requeridas o, al menos, las “mulas” no se arriesgan a transportarla con tanta facilidad.
“Un kilo de marihuana en Paraguay cuesta unos 300 pesos. Una vez que esa droga ingresa al país ya incrementa su valor a unos 1.500 pesos. Si logra llegar a Mendoza, adquiere un valor de unos 7.000 pesos y una vez en Chile puede venderse a 3.000 dólares”, detalló Acosta.
Es decir que en el país vecino el mismo "ladrillo" paraguayo cuesta 46.500 pesos argentinos, un 15.000 por ciento más que su valor de origen en el "mercado mayorista". La abultada ganancia contrarresta los riesgos del operativo de traslado.
Por eso la tarea de la Policía de Mendoza se centra, sobre todo, en lograr neutralizar a las organizaciones criminales y desbaratarlas en el camino. El decomiso de las sustancias generalmente ocurre una vez que traspasó la cordillera.
Acosta explicó que las tareas también se dan en forma conjunta con Gendarmería Nacional, Policía Federal y Aduana. “Se trata de lo que denominamos entregas vigiladas: el secuestro de la droga termina en Chile pero se desactiva la organización desde el lugar de origen en Paraguay desde que toman contacto en Mendoza”, detalló el comisario.
La tarea de los sabuesos mendocinos es la más complicada. Una investigación de estas características puede durar desde dos meses hasta un año para lograr desbaratar una organización narco. “Son casos que llevan una investigación más larga en el tiempo pero con mejores resultados en lo que hace a la incautación de drogas y a neutralizar las organizaciones que se dedican al narcotráfico”, apuntó Acosta.
Pasos clandestinos
La ausencia de nieve y las mejores condiciones climáticas durante estos meses en la cordillera hacen que los delincuentes intenten cruzar la frontera argentino-chilena a través de pasos clandestinos. Por eso los uniformados deben redoblar esfuerzos durante este período.
“En la ultima etapa del año que es cuando empezamos a tener menos conflicto en el paso y está abierto las 24 horas, sabemos que está la posibilidad del tráfico por pasos no habilitados”, admitió Acosta.
Y agregó: “Mantenemos constantes reuniones con Chile para actualizarnos de las distintas maniobras que hacen estos grupo y poder estar a tono. El paso está considerado como uno de los más importantes en la frontera oeste en esta problemática. Se van a tomar muchas precauciones y mantener los controles en Alta Montaña: nosotros en el trabajo de salida y ellos en el ingreso allá”.
Artimañas de traslado
Respecto de las modalidades utilizadas por las denominadas "mulas" para pasar las sustancias sin ser detectados, predominan los doble fondos. Se trata de habitáculos especialmente acondicionados en los rodados.
En ocasiones, los sabuesos detectan los cargamentos en los paneles de las puertas de un automóvil, en los faros e incluso en los tanques de nafta. “Muchas veces aprovechan los vehículos que tienen combustibles combinados, básicamente GNC. Entonces hacen un doble fondo en el tanque de combustible y colocan ahí la droga”, comentó el jefe de los policías antinarcóticos.
Otra forma que los narcos utilizan para trasladar marihuana en mayores cantidades es “camuflarla” en cargamentos legales. Se utilizan camiones que llevan una mercadería legal declarada pero transportan mezclados los estupefacientes.
Cargar la droga “en la piel” es otra de las modalidades de paso más comunes en la cordillera. Algunos optan por llevar las sustancias adosadas a sus cuerpos mediante fajas o cintas adhesivas. En estos casos sólo pueden transportar unos dos kilos de marihuana, según comentó Acosta. En esos casos, si son descubiertos, quienes son detenidas son las “mulas”, el eslabón más débil de la cadena criminal. Habitualmente viajan en micros llevando consigo las drogas.