La rockola

Los Andes presenta una selección de discos.

La rockola
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Sofía Viola: “La huella en el cemento” 

Hay una voz que se alza por sobre muchas, la de ella: Sofía Viola. Es que no solo tiene una ductilidad interpretativa como pocas, sino que este disco -en el catálogo digital de Los Años Luz Discos y que podés escuchar por iTunes o Spotify- termina de pintarla como artista total.

Mucho brío, mucha mordacidad, destreza e inteligencia en la letrística del disco (como en la cumbia “Pitanga” o en “Manolo”). Pero también esa fluidez con la que elige los ritmos con los que “contará sus historias”: de la cumbia al jazz, todo. Hipnótica, magnética, pregnante, Sofía nos pasea por una pintura en la que podemos encontrarnos, a veces costumbrista, a veces elegante. Y es un lienzo delicioso, divertido, virtuoso y repleto de colores y sutileza sonoras.

Lidia Borda: puñal de sombra

Es una inmensa. Es un nombre ineludible entre las intérpretes de la canción ciudadana. Y con este último disco de estudio (editado por Acqua Records) Lidia Borda vuelve a demostrar su valía.

Primero, por el repertorio que ha elegido: todas canciones muy poco conocidas (excepto la versión exquisita de “Mano a mano”). Segundo, porque la textura sonora es un mapeo estratégico por los ritmos del género: vals, tangos camperos, milongas, tangos urbanos.

Tercero, porque los músicos que la acompañan -en una formación en nada habitual de piano, guitarra, cello y contrabajo-, suenan deliciosamente gracias a los arreglos y la dirección de Daniel Godfrid.

Lidia con “Puñal...” extrae esos apuntes luminosos y oscuros del tango con un pulso genuino.

Bob Dylan: “more blood, more tracks (bootleg Series Vol. 14)”

Se acaba de editar esta joya acústica increíblemente descartada por Dylan en 1974. Este disco marcó el canon de canciones de ruptura amorosa, producto de la crisis terminal que atravesaba el matrimonio del artista con la ex modelo (y conejito de Playboy) Sara Lownds. El flamante lanzamiento de Sony de las Bootleg Series (volumen 14 ya de las incontables joyas de los Archivos Dylan), “More Blood, More Tracks” confirma aquella presunción: el original es tan bueno o mejor que el oficial.

Su proceso de gestación está plagado de Momentos Dylan. Un disco memorable a punto de ser editado, pero cancelado a último momento por disgusto de su autor, que decide regrabarlo hasta concebir... otro disco memorable.

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