No hay sorpresas en el equipo titular de Rodolfo Suárez y la impresión inicial es que hay un mix entre los heredados de Alfredo Cornejo y los elegidos por el gobernador electo, que busca equilibrar los poderes internos.
Hay dos nombres que casi siempre han estado en los gobiernos y las mentes radicales desde 1999: Enrique Vaquié y Mariana Juri. Un hombre cercano al gobernador electo prefiere evitar el mote de “gabinete iglesista” y remarca el peso del “radicalismo de Capital”. También aporta un dato: aunque los estilos de liderazgo de Suárez e Iglesias son parecidos, entre ellos no hay relación.
Vaquié es el candidato que siempre suena para Economía o Hacienda. Cornejo lo puso al frente del “superministerio” en el inicio de su gestión y duró sólo un año. Era el único de ese gabinete con juego político propio y hasta lo mencionaban como potencial sucesor. Pero la relación con el Gobernador no era buena. Decidió renunciar para irse a la Nación y perdió protagonismo. Ahora vuelve casi al mismo lugar del que se fue.
Juri también vuelve al lugar del que se fue, pero hace 13 años. En aquellos tiempos de radicalismo K, ella quedó del lado “ortodoxo” y renunció. Capital fue su refugio y Suárez consideró hace unos meses nominarla como su sucesora al frente del municipio, pero no pasó el filtro cornejista: nunca le perdonaron haber integrado aquella lista, junto a Iglesias y Fayad, que en 2013 buscó restar votos a la UCR con el sello del Partido Federal.
Raúl Levrino es otro nombre con reminiscencias iglesistas. Es de plena confianza de Suárez y estará al frente de Seguridad, cuyo ministro en los hechos hasta ahora ha sido el propio Cornejo a través de dos brazos ejecutores: el jefe de Policía Munives y el jefe de gabinete, Hugo Sánchez. Ambos continuarán.
El sello cornejista también está en Mingorance, por quien dicen que hubo un insistente pedido del gobernador saliente para que continúe, y en Mema y Nieri, dos “apuestas” que supieron aprovechar la oportunidad.