ALEMANIA, ESE EQUIPO DISTINTOS A LOS DEMÁS
Kroos, Muller, Ozil y Khedira no viajaron a Rusia. La decisión sorprende hasta que uno escucha a Low. Alemania no es normal, ya piensa en el futuro.
La Real Academia Española (RAE) define a un estadista como “persona experta en asuntos de Estado.” El fútbol no entra en ese término, más allá que la FIFA tiene más peso que la mitad del globo terráqueo. Joachim Low no es Canciller de Alemania, ese puesto es de Angela Merkel, pero es un estadista cuando se trata de fuchibol. Sabe. Y para la Copa Confederaciones pateó el tablero y sorprendió a todos: juveniles a la cancha, expertos de vacaciones.
Los periodistas lo trataron de soberbio, no comprendían porque llevaba inexpertos y dijeron que no tomaba el torneo en serio (seamos buenos, este campeonato es super intrascendente). Joachim no se inmutó, más bien optó por ser pedagógico y ejemplar: “queremos que aprendan el sistema, esos jugadores irán a Catar 2022.”
El DT omite que antes debe clasificarse pero es Alemania y sabemos que eso sucederá. El tema no es la no soberbia de Low junto a la ignorancia periodística, el asunto es como los alemanes viven un paso delante de los demás. Y dicho sea de paso, no es la primera vez que sucede.
En 2002 fueron subcampeones en Corea/Japón pero no se conformaron. Analizaron, pensaron y se dieron cuenta que los cambios eran necesarios. Ahí nomás arrancaron con un plan de captación de talentos. Adiós grandotes rústicos y corpulentos, hola chiquitos hábiles e inquietos. Los hechos les dieron la razón. La Euro 2004 sepultó el tradicional fútbol alemán y el Mundial 2006 dio origen a una nueva Mannschaft.
El resto es historia. Desde que iniciaron su transformación han sido un modelo para todos. Perdieron finales, semifinales y cuanto partido importantes hasta Brasil 2014. Desde entonces, merecidamente, miran al mundo desde arriba. Y no se duermen en los laureles, ya piensan en el futuro. Por algo son campeones, son distintos a los demás.
Una vez Gary Lineker dijo: “el fútbol es un deporte de 11 vs 11 y al final siempre gana Alemania.” Sin imaginarlo terminó siendo un visionario. Los alemanes tienen cabeza, futuro y estadismo. Agárrate.
MDA
ALEMANIA, PROYECTO Y PACIENCIA
La selección europea no abandona su ideal de pensar en el futuro, sin dejarse llevar por la desesperación de los resultados y las presiones populares, que en nuestro país son constantes.
Las derrotas duelen. Todos lo sabemos. Perder un partido de fútbol puede ser sinónimo de una desgracia que provoque nuestro peor comportamiento y nos lleve a comentarios con un mensaje salvaje y lapidario. Esto se eleva a la potencia que más prefiera poner un matemático cuando el marcador adverso es de una final del mundo.
Situaciones que, una vez pasadas, deben ser oportunidades para crecer y no seguir encadenados al capricho. En Argentina, pensar en la palabra “proyecto” es casi un insulto contra la tan preciada “urgencia”. ¿Cómo podría cambiar el camino? Sería conveniente mirar más allá del océano Atlántico.
Alemania cuenta con una extensa trayectoria en competencias mundiales. Es la segunda selección más ganadora después de Brasil, con el extra de haberlos conseguido en épocas distintas, y algunos de ellos luego de caer en partidos claves y decisivos. Su segundo campeonato, obtenido en 1974 y en su tierra dividida por un muro, el escollo dejado en el camino fue la Holanda de Johan Cruyff, proclamado como el campeón en la previa.
A partir de allí comenzó un período de algunos traspiés y ajustados éxitos, como el Mundial de Italia 1990, justamente frente a Argentina. Años después llegaría la prueba cúlmine para el comienzo de un nuevo plan que derivó de una decepción deportiva y tuvo sus frutos catorce años después. La Eurocopa del 2000 fue el punto de partida.
La eliminación en fase de grupos determinó el inicio de una etapa rejuvenecedora de estilos, con la confianza de que el tiempo, tarde o temprano, premiaría con el trofeo máximo. El subcampeonato en Corea-Japón 2002, el tercer puesto en 2006, el segundo lugar en la Eurocopa 2008 y un espacio en el podio de Sudáfrica 2010. Pruebas suficientes de que el sendero tuvo más piedras que flores.
Finalmente, y sin antes sacrificarse más de lo previsto, el 2014 le sonrió cuando pudo vencer a nuestra selección a pocos minutos de ir a los penales. Catorce años, sólo una copa. Pero con eso basta para entender el pensamiento de los germanos: paciencia y proyecto.
Hoy, esos ideales no se abandonan y siguen a flote. La demostración más fiel del presente es la Copa Confederaciones en Rusia. Sin la mayoría de los campeones del mundo, Joachim Löw (tercer técnico en casi 17 años) afirmó la idea central: probar jugadores para el futuro, pero no para el objetivo inmediato del Mundial 2018, sino para la cita de Catar 2022. Sí, cinco años antes, la meta ya está planteada.
Usualmente se considera que lo de afuera es mejor y lo nuestro no sirve. Pienso que no siempre este prejuicio es cierto, pero con Alemania hago una excepción. Los fundamentos están expresados en este texto.
RD