La renovación de la pantalla grande

En 2013, más de 41,5 millones de personas fueron a ver películas, la cifra más alta desde 1997. Y este año, la tendencia se mantiene a pesar de la crisis. La digitalización, las salas premium y el pochoclo aumentan la rentabilidad de las cadenas.

La renovación de la pantalla grande
La renovación de la pantalla grande

Estrenada el jueves 23 en 145 salas del país, Annabelle se perfila para destronar a Relatos salvajes, la exitosa película de Damián Szifrón, que lleva más de dos meses en cartel con más de 3,1 millones de entradas vendidas.

Producida por Warner, el film de terror es uno de los primeros en ser distribuido sólo en formato digital. Tales novedades resumen el momento actual del negocio del cine. Acorralado durante años por los avances tecnológicos (videoclubes, DVD, streaming y video on demand) y también por la piratería, el negocio del cine repuntó por la digitalización de las copias, es decir, gracias a la tecnología.

La reconversión ya produjo resultados: en 2013 se vendieron más de 41 millones de entradas, la taquilla más alta de los últimos 17 años.

Las principales cadenas del país (Hoyts, Village, Lumière, Cinemark y Cinemacenter, entre otras) dicen que la mayor afluencia de público no las sorprende. Y eso se refleja en las boleterías.

Según un informe de la consultora especializada Ultracine, en 2010 se vendieron 33 millones de entradas; en 2011, 36,4 millones; en 2012, 40,3 millones; y el año pasado, 41,5 millones, el mayor volumen desde 1997, es decir, desde que Ultracine elabora la estadística.

De enero a octubre de este año ya se colocaron 37,7 millones de tickets, con lo cual la tendencia alcista se mantendría, a pesar de la recesión y la crisis económica.

La gente recorta gastos, incluso aquellos considerados imprescindibles, como alimentos y bebidas. Pero el cine zafa. ¿Cómo se entiende? “El cine es una salida muy económica comparada con otras opciones de entretenimiento”, explica Laura Najlis, gerente de Marketing de cines Hoyts.

Lo de barato es relativo, porque si bien es cierto que las acciones promocionales de las cadenas son muy agresivas (descuentos en días puntuales, el dos entradas por una en pagos con tarjeta, etc.), habría que computar el costo de los candy bars (pochoclos, bebidas y golosinas).

Precisamente esto les permite a las cadenas mejorar sus balances, aunque en el mercado coinciden en que la venta de entradas es la principal fuente de ingresos. “El pochoclo es rentable, pero el verdadero negocio es el cine”, aclara Diego Bachiller, gerente comercial de Village Cinemas.

Otras fuentes coincidieron. En promedio, un 30% de los ingresos proviene del candy bar y el 70% restante, de la boletería. “El porcentaje depende de la ubicación de la sala”, completa Gabriel Feldman, CEO de la cadena Multiplex.

Las principales cadenas apuestan por la instalación de servicios vip, aprovechando la digitalización de las películas. En algunos casos, con salas con servicios de gastronomía premium, que cuentan con butacas dobles, mesas y atención preferencial.

El Hoyts, por ejemplo, tiene cuatro de ese estilo. Y cuentan con un menú preparado especialmente por el reconocido chef Martín Molteni. Otra de las vetas es las salas con pantallas mucho más grandes que lo normal, lo que agiganta la experiencia y la observación de la concurrencia.

Por caso, el Village las llama salas Monster Screen , “con doble proyector con definición 4K, sonido con 64 canales y una pantalla de dimensiones enormes”, dice Bachiller.


Digitalización y menos costos
La revitalización del negocio de la taquilla tiene que ver con la digitalización de las películas y la indispensable reconversión de los cines a las nuevas tecnologías.

Esto permitió, por un lado, exhibir estrenos en simultáneo en casi todo el mundo: un golpe a la piratería. Pero por otro, redujo los costos de la operación de los cines. “Una copia en material fílmico cuesta unos U$S 2.000.

Para muchos cines chicos del interior, eso era muy costoso. Las películas no vienen en rollos, se entregan en un archivo que se descarga en el proyector”, comenta Feldman, de Multiplex.

El abaratamiento de las copias digitales permite proyectar una película en una gran cantidad de salas. Por ejemplo, la recién estrenada Annabelle se proyecta en 168 lugares y Relatos Salvajes , en 109.

Los costos del fílmico, a U$S 2.000 la copia, resultaría un negocio inviable para las cadenas, especialmente en aquellas plazas muy poco concurridas, según explican las cadenas.

Sin embargo, no todos los cines cuentan todavía con el equipamiento necesario para la proyección digital. En la actualidad, existen 833 salas de cine operando, según cifras de Ultracine. Pero se calcula que sólo la mitad fueron reconvertidas a la nueva tecnología.

En concreto, y con respecto a la cantidad de entradas vendidas este año, la cadena Hoyts encabeza el ranking, con 8,9 millones de tickets. Más atrás figuran Village (4,9 millones), Lumière (5,9 millones) y Cinemark (4,7 millones).

El crecimiento de la audiencia no es parejo. Feldman aclara que “las cifras de Capital son estables. El mayor incremento se observa sobre todo en el interior del país”.

“Muchos daban al cine por muerto, y no pasó. Los cines colaboramos, mejorando la experiencia, con tecnología 3D y digitalización”, agrega Bachiller. Najlis, de Hoyts, sostiene que el resurgimiento de los cines recién empezó.

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