A lo largo de la historia, las relaciones bilaterales con Brasil han tenido diferentes etapas que van desde la acción fluida hasta las de profundas diferencias. El Mercosur determinó que se trabajara como bloque común, abriendo fronteras y fijando políticas comunes hacia terceros países, aunque manteniendo la independencia de criterios en algunos aspectos. Ese bloque, precisamente, favoreció a algunas economías regionales, como es el caso de Mendoza.
Brasil, con una población de poco más de 200 millones de personas, se convirtió en uno de los países que despertaron el interés de los exportadores del mundo. Más aún cuando se produjo una expansión económica positiva que determinó un ascenso de las clases bajas hacia una de mayores posibilidades de consumo. Esa etapa y las posibilidades de mayor competitividad para los productos argentinos generados por el denominado mercado interno común, determinaron que se ubicara como el tercer país de destino de los vinos mendocinos y el principal en lo que hace a frutas y hortalizas. Sin embargo, los problemas económicos por los que está atravesando actualmente Brasil han afectado la producción mendocina, como es el caso de las peras y las manzanas, por señalar sólo dos de los tantos ejemplos.
De todos modos, también es dable advertir que, aun a pesar de conformar un bloque común, hubo diferencias en algunos planteos, como sucedió con la fuerte discusión entre los dos países por los electrodomésticos o el calzado, a los que se sumaron algunas trabas paraarancelarias, fundamentadas esencialmente en problemas fitosanitarios. Políticamente se plantearon también algunas diferencias, más centradas en supuestos liderazgos personales que en realidades económicas o estratégicas.
El embajador de Brasil en la Argentina, Everton Vieira Vargas, considera que los dos países deben trabajar en conjunto porque ambos se necesitan. En una nota publicada por el diario La Nación, indica que están actualmente conectados por un comercio bilateral que se acerca a los 40 mil millones de dólares; por los 8.400 millones de dólares en inversiones productivas y por 44 mil empleos directos generados por empresas argentinas en Brasil y 17.600 millones de dólares en inversiones y 51 mil empleos directos generados por empresas brasileñas en la Argentina, en sectores tan variados como las autopartes, bancos, alimentos, industria textil y alta tecnología. El intercambio, dice, está marcado por el elevado valor agregado, por la complementariedad y la interdependencia de las cadenas productivas.
Destaca que, juntos, Argentina y Brasil producen el 50 por ciento de la soja del mundo y tienen reservas importantes en hidrocarburos, agregando que en la región son los líderes en ciencia y tecnología, desarrollo nuclear y aeroespacial, incluyendo entre otros aspectos al avión KC-300, que se produce en Brasil pero que tiene partes importantes producidas en la Argentina. Con relación al turismo, destaca que más de 1,7 millones de argentinos visitaron Brasil durante 2014 y se espera que la cifra sea superada en el verano, a lo que debería agregarse el ingreso masivo con motivo de los juegos olímpicos del próximo año. Como contrapartida, es también muy importante la cantidad de brasileños que tienen a la Argentina como principal país de destino en sus viajes al exterior, favorecidos inclusive por el tipo de cambio.
Si nos atenemos a las palabras del embajador, existe buena predisposición de Brasil por incrementar las relaciones diplomáticas y estratégicas con la Argentina y resultaría necesario que una actitud similar surja de quiénes, recientemente electos, tendrán la responsabilidad de conducir los destinos de nuestro país a partir del 10 de diciembre. Si ello ocurre, si la relación es fluida y concreta, Mendoza también resultará beneficiada.
