El problema de la vivienda en Mendoza sigue siendo muy delicado, toda vez que el déficit habitacional continúa con valores muy altos, estimándose el faltante de casas en unas 60.000 unidades.
Muchos profesionales afirman que una herramienta útil frente al asunto del techo propio, es el sistema de ayuda mutua, que no solo genera empleo en la comunidad sino que abarata el costo de las casas.
Éste y otros temas afines han estado en el análisis temático del reciente XXV Encuentro de la Red Universitaria Latinoamericana de Cátedras de Vivienda, realizado en la ciudad de Recife (Pernambuco), Brasil bajo el lema “Reflexión sobre avances y retrocesos para una formación en hábitat”.
Nos referimos al agrupamiento profesional que se sintetiza con el nombre de Red Ulacav, que se formó en Mendoza hace un cuarto de siglo, con la gestión académica de las universidades Nacional de Cuyo y de Mendoza.
Uno de los impulsores de este foro universitario por la mejora del hábitat social fue el arquitecto Alfredo Méndez, de larga trayectoria en el IPV, quien este mes cumple 90 años de vida, y continúa militando y estudiando la problemática social de la vivienda.
La iniciativa de crear la Red Ulacav surgió en 1994, en una reunión en la ciudad de Santa Fe de la que participaron el ya nombrado arquitecto Méndez (Mendoza), y sus colegas Dardo Arbide (Conicet, Buenos Aires) y Aurelio Ferrero (Conicet, Córdoba), donde se propuso a Mendoza como sede para el primer encuentro Ulacav al año siguiente.
De acuerdo al trabajo de estudio que sobre la red realizaron la arquitecta Claudia Timoner y Osvaldo Rubén Gambetta, ambos mendocinos e integrantes del grupo Eco Hábitat Mendoza, “muchos académicos de Latinoamérica sostienen que el mejor aporte para superar efectivamente el problema habitacional, radica en capacitar al máximo en esta problemática a jóvenes generaciones que transitan por la universidad en su trayectoria hacia la adquisición de títulos profesionales (grado o posgrado)”.
Por lo antedicho, en el encuentro inicial de Mendoza (1995), se asumió el compromiso de impulsar en las universidades el estudio y preparación sobre estos temas y problemas.
Por eso, la Red ha orientado su acción hacia el tratamiento formativo, académico, además del aporte de soluciones frente a conflictos inherentes al hábitat residencial que afectan a la población latinoamericana, y de manera particular a nuestra sociedad mendocina.
En el medio mendocino, el desafío es ir haciendo desaparecer las villas inestables o poblaciones vulnerables, que fueron creciendo por diversos factores, tales como migraciones del campo a la ciudad y de países limítrofes, crecimiento vegetativo y ausencia de políticas de vivienda dirigidas a los sectores de más bajos ingresos.
Según el Registro Nacional de Barrios Populares (Renabap), creado por decreto nacional 358/2017, en la actualidad existen en el país 4.416 núcleos de tales características en los que habitan cerca de un millón de familias, más de 4 millones de personas.
En Mendoza se registran 217 villas y asentamientos, ubicándose en el quinto lugar entre las provincias con más conjuntos de tales categorías. Dando inicio a un amplio programa de reconversión del hábitat informal, el Congreso Nacional sancionó la ley 27.453 por la que se crea el Régimen de Regularización Dominial, dirigido a la integración socio urbana de barrios populares, ordenamiento que permitirá otorgar el título de propiedad a los actuales ocupantes de parcelas y mejorar sustancialmente sus condiciones de vida, ya que muchos lugares no tienen agua corriente ni cloacas o carecen de energía eléctrica.
El déficit habitacional continuará siendo muy alto en nuestro territorio, pero se deben empezar a avizorar soluciones y afirmar con mucha decisión los planes de erradicaciones de asentamientos, para que en cuatro o cinco años el número de 217 de sitios muy precarios para vivir caiga sustancialmente.
