Días pasados pudo conocerse una información que sirvió para mostrar con claridad cuáles son los verdaderos problemas que afectan al país y que no permiten una implementación ordenada y coherente sobre la necesaria planificación que necesita el país y que es una de las materias pendientes de la clase política de la Argentina, más allá de quienes hayan tenido a su cargo la conducción del Poder Ejecutivo.
La noticia a la que hacemos alusión indica que el Indec acaba de publicar la última medición del Producto por provincia, para el año 2004 (¡¡)". En ese marco, entre los técnicos hubo coincidencias en señalar que seguimos siendo un país "con un Estado vergonzoso" en lo relacionado con sus estadísticas, aunque advierten que "de a poco" algunas cosas van mejorando.
Contar con estadísticas actualizadas resulta fundamental para establecer las estrategias económicas tanto de parte de los gobiernos como de los integrantes de la actividad privada. Estados Unidos mantiene permanentemente informados a los productores sobre las cosechas y la implantación de productos en el resto de los países del mundo, de manera tal que los hombres de campo puedan decidir con mayor seguridad sobre qué implantar en los cultivos anuales. Hay algunas actividades que sí pueden planificar y establecer estrategias por el simple hecho de estar muy reguladas y con permanente información mundial, como sucede con la vitivinicultura y hasta podría extenderse con lo que ocurre con gran parte de la producción de la Pampa Húmeda, especialmente con relación a los granos.
Sin embargo, el conocimiento de las estadísticas no sólo está dirigido a informar convenientemente a los productores, sino que son esenciales para una necesaria planificación del país. Los datos demuestran que continuamos siendo un país con un elevado nivel de concentración territorial de sus actividades, que determinan que en la provincia de Buenos Aires se genera la tercera parte del producto, alcanzando más de la mitad si sumamos la ciudad de Buenos Aires. Y que si agregamos Santa Fe, Córdoba y Mendoza, entre las cinco explican las tres cuartas partes del producto total de la Argentina. En el otro extremo, 14 provincias mantienen un 17% del producto total. Y como para la dirigencia política lo fundamental son los votos, no resulta extraño que las inversiones, las obras y los fondos nacionales vayan destinados hacia los sectores de mayor concentración urbana.
El ejemplo más emblemático de los últimos tiempos podría centrarse en el denominado "soterramiento del ferrocarril Sarmiento" que en un plano de 35 kilómetros demandará una inversión que, según los expertos, sería similar para solucionar todos los problemas de las vías férreas en el resto del país, llevando una solución a las economías regionales.
Según señala la información, si bien los datos están desfasados en el tiempo, las provincias han sido ordenadas de acuerdo con la importancia relativa del Producto correspondiente a sectores comerciales (agricultura, ganadería y pesca; minas y canteras e industria manufacturera) y se puede apreciar la importancia relativa de los sectores en cada una de ellas.
Dentro de los aspectos señalados, es dable esperar que la afirmación que indica que "de a poco algunas cosas van mejorando" cobre visos de realidad y que el Indec recupere el prestigio que perdió durante una década por su utilización política. A partir de allí y, con datos concretos la dirigencia política podrá planificar un país más ordenado, más federal y más distributivo, abandonando de a poco el injusto país macrocefálico que aqueja históricamente a la Argentina.