Es muy factible que la empresa propietaria del predio se encuentre haciendo las refacciones en el hotel Villavicencio con la intención de ampliar su proyecto económico y está en todo su derecho de hacerlo. Sin embargo, sean cuales fueran las razones es muy elogiable la decisión de recuperar el hotel para que lo disfruten cientos de miles de personas, ampliando así la oferta turística de la provincia.
Por ende, las autoridades pertinentes deberán estar a la expectativa para aportar la infraestructura necesaria en lo que a caminos se refiere, no sólo en lo relativo a la llegada al lugar, sino también en el tramo comprendido entre esa localidad y Uspallata.
La fotografía del frente del hotel, junto con las de los portones del parque, el Cerro de la Gloria y el Aconcagua, era una de las imágenes que figuraban en aquellas famosas "postales", que los turistas adquirían en San Martín y Garibaldi o en calle Las Heras, para enviar a sus parientes desde esta provincia cuando venían de visita.
En sus épocas de esplendor, el hotel era el elegido por las familias para ir a tomar el té los fines de semana, mientras dejó su marca también en el deporte, especialmente en el ciclismo a través de la organización de la "Doble Villavicencio" o la "Doble Uspallata", que pasaba por Villavicencio pero que comenzaba a definirse a partir de Agua de los Pajaritos.
Eran tiempos en que había un mantenimiento constante del camino, especialmente en los Caracoles, hasta llegar a la Cruz del Paramillo, para desde allí bajar hacia el valle. Sin embargo, el cierre del hotel modificó todo el panorama porque ya no hubo -y si lo hubo pasó casi desapercibido- mantenimiento de la ruta, la que se arreglaba sólo hasta las cementeras; el monumento a Canota sufrió las consecuencias de los inadaptados que le realizaron pintadas u ocuparon sus paredones históricos a modo de cortavientos para hacer asados y así por el estilo.
Lo cierto y lo concreto es que durante varios años esa zona de la provincia, de inigualable belleza paisajística, no fue aprovechada en la medida de sus posibilidades.
Con la decisión de la empresa, de restaurar el histórico hotel, se abre un interesante abanico de oportunidades. Si bien es cierto que -según lo señalado por la propia empresa propietaria del predio- son unas 250 mil las personas que visitan anualmente la reserva, no es menos real que con el funcionamiento del hotel la oferta se ampliará exponencialmente.
La inversión es importante, ya que sólo en la primera etapa serán destinados 13 millones de pesos, especialmente porque, por tratarse de un edificio declarado patrimonio provincial, se deben colocar materiales "originales" en remplazo de aquellos que no podrán utilizarse. Una medida más que atinada y que nos retrotrae a medidas similares adoptadas en Europa donde, por ejemplo, los vidrios de los castillos -por señalar sólo un ejemplo- deben trabajarse del mismo modo en que lo hacía la gente del Medioevo. En el caso del hotel, se colocarán nuevas persianas pero con maderas originales, respetándose también la pintura y las tejas del techo.
"Fue como refaccionar un auto clásico", resumió muy bien el arquitecto encargado de la obra.
La segunda etapa, que se iniciará el próximo año, consistirá en la refacción del parque de los jardines y la capilla. La tercera, de infraestructura interna del hotel para contar con un salón interno. No será una tarea sencilla y llevará su tiempo, pero lo fundamental es haber comenzado la recuperación.
Un verdadero desafío también para las autoridades que deberán acompañar, con el aporte que corresponda, a una iniciativa que permitirá ampliar la oferta turística provincial.
Por de pronto es dable señalar que la visita al lugar de autoridades provinciales y departamentales así lo hacen presumir.
