La rebelión de los humildes - Por Maxi Salgado

La Copa Argentina volvió a demostrar que el fútbol es el más democrático de los deportes.

La rebelión de los humildes - Por Maxi Salgado
La rebelión de los humildes - Por Maxi Salgado

Si la historia la escriben los que ganan, 
eso quiere decir que hay otra historia...", dice la conocida canción.

El fútbol suele ser el deporte más democrático a la hora de una competencia, es que sus reglas y su génesis son ideales para que cualquiera pueda ganarle a cualquiera. Una situación que, raramente, suceda en el tenis o en el basquet, en donde la necesidad de llegar a una cierta cantidad de puntos o la imposibilidad de tener la pelota una cierta cantidad de tiempo en tu poder, convierten a los más débiles o menos dotados en presa fácil de los "poderosos".

Claro que desde que las diferencias económicas se hicieron presentes en el negocio, parecía que el fútbol como deporte se venía abajo por la debilidad de los humildes y la perfección de los grandes. Eso claro, siempre visto desde aquellos que creen que todo es matemático, obviando también que en la cancha hay seres humanos que, como cualquiera de nosotros, tienen situaciones que pueden afectar su rendimiento. O, por lo contrario, le da una motivación extra que lo potencian de cara a la competencia.

Todas esas situaciones se hicieron presentes esta semana en el ámbito nacional e internacional. Los villanos dejaron de ser los caballeros con armaduras y lo fueron los humildes paisanos de a pie, que mil veces soñaron con entrar triunfante a la comarca.

"... Son esas mismas cosas que nos marginan, nos matan la memoria, nos queman las ideas, nos quitan las palabras..."

La Copa Argentina, vapuleada por muchos en sus inicios y querida desde que se convirtió en un botín atractivo al dar como premio una plaza a la Copa Libertadores, ha sido el escenario de estas historias ya en el comienzo de esta edición con dos batacazos que ingresan en la historia grande del certamen.

A Rosario Central, último campeón, se le atragantó un hueso pequeño, y al parecer inocente, llamado Sol de Mayo de Viedma  que lo desquicio hasta llevarlo al terreno de la derrota y cuando las voces burlanos de los que creen saberlo todo no se habían acallado, Real Pilar eliminó a Vélez, un equipo que se ahogaba en un terrón de azúcar de tanto elogio tras la llegada de Heinze a la dirección técnica. Sin olvidar la goleada de Estudiantes de Buenos Aires sobre Tigre, aunque en este caso las historias y la dimensión de ambas instituciones están bastante equilibradas, pero el presente los encuentra con dos categorías de diferencias.

En Sol de Mayo, el técnico es el presidente del equipo y asumió ese cargo sólo para ahorrarse un sueldo y así poder solventar los gastos que les demanda jugar el Federal A, un certamen que para los equipos del Sur del país suele ser muy complicado por la cantidad de kilómetros que deben recorrer. Es que por más que se ha buscado la regionalización, su situación geográfica atenta contra cualquier buena voluntad. Y hasta ocuparon el premio (670.000 pesos) para poder cancelar los sueldos que tenían adeudados. Es que en esas instituciones, no hay contratos ni gremios que hagan que las deudas se paguen en tiempo y forma.

En el caso de Real Pilar, los jugadores son repartidores en supermercados, choferes de Uber y pescaderos. Entrenan quitando horas al descanso y la alimentación no es la más adecuada para un deportista. Pero tienen como bandera la frase que reluce en el Twitter de uno de sus integrantes, Vladimir Covalschi: “El hombre que no se alimenta de sus sueños envejece pronto”. Justo él, que llegó a entrenarse con Zidane por un reality, pero de repente tuvo que volver a moverse sólo en una plaza.

"Cuando no recordamos lo que nos pasa, nos puede suceder la misma cosa", 
versa también los versos de Juan Carlos Baglietto.

Los jugadores y los opinólogos del fútbol debemos aprender que el éxito es una construcción de todos los días y que el que se lleva la victoria no es el dueño de la verdad.

Sería bueno recordárselo a todos aquellos que suelen burlarse de sus derrotados en redes sociales con fotos en las que hacen gestos hirientes.  Que pueden ser pecados de juventud, pero no parte de una institucionalidad como pasó esta semana con Godoy Cruz tras ganarle al Centro Deportivo Rivadavia.

Por que como bien asevera la canción "eso quiere decir que hay otra historia, la verdadera historia. Quien quiera oír que oiga"

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